En el tiempo que llevo en Copenhague he conocido gente y lugares que me han sorprendido y me han enseñado formas distintas de ver el mundo. Uno de estos lugares es Christiania o "la ciudad libre de Christiania", un lugar único en Europa, posiblemente en el mundo, situado en el mismo centro de Copenhague. Se encuentra en el barrio de Christianhavn y es una zona parcialmente independiente de la ciudad y autogobernada, y con unos 1000 habitantes.

Christiania es famosa para algunos porque dentro de sus límites se permite la venta de drogas blandas, como la marihuana y hachís. Aunque eso no es lo más importante, es un barrio autogobernado, donde ni el estado danés ni el ayuntamiento de Copenhague ejercen casi ninguna influencia. Básicamente, sus habitantes autogestionan el barrio como quieren. Los terrenos son propiedad del colectivo de Christiania y sus propios habitantes arreglan las calles, recogen los residuos, solucionan los problemas eléctricos y deciden su futuro en asamblea. Aunque es cierto que la policía a veces entra en la zona para hacer redadas.

Tengo que decir que la primera vez que fui allí no estaba muy convencido de adonde iba, ni de si quería pasar mucho tiempo allí. Eso fue en la pasada Navidad con mis amigos de Alaró. La idea que tenía era que sería un lugar peligroso, donde me sentiría incomodo, que después de décadas sin control por parte del Estado se habría vuelto una especie de Son Banya. Seguramente en otra parte del mundo eso hubiese sido así, pero estaba en Dinamarca. Christiania es un sitio completamente seguro, como cualquier sitio de este país. Lo visitan cientos de turistas cada día (he ido con mis padres y mi hermano) y sobretodo, donde acude gente de todo tipo, desde hippies a gente con trajes y corbata. La norma en general, como en el resto de Copenhague, es que a nadie le importa cómo te vistas.

Al entrar pasas por un arco gigante de madera donde hay escrito las letras "Christiania" y con un mensaje para el que se marcha y deja el lugar en la parte de atrás. Entras en la calle principal, donde están los puestos en los que la gente vende ropa, collares, pendientes, comida, marihuana, galletas y magdalenas (de las normales y los space muffins). Una cosa muy importante es que está completamente prohibido hacer fotos o videos en la parte donde se vende droga y así se indica en los numerosos carteles que podemos ver. Siguiendo la calle, nos encontramos la plaza principal donde normalmente los fines de semana se hacen conciertos, hay varios bares y puestos de comida. En las distintas calles de Christiania hay exposiciones de arte, bares con cervezas de fabricación propia, un bar sin bebidas alcohólicas, casetas donde dejar la ropa que tu ya no necesitas y que otros pueden usar. Y uno de mis lugares favoritos, metiéndote un poco en el pequeño bosque, es un precioso lago con césped donde poder sentarte y relajarte.

A mi buen amigo José, al que tristemente he tenido que despedir hace muy poco porque se ha ido a Mallorca a vivir, le encantaba este sitio. Recuerdo haber pasado con él y varios amigos horas en una de las plataformas flotantes del lago, simplemente sentados y hablando sobre la vida en Dinamarca, el pasado, el futuro y ? las mesas. Christiania es un sitio más donde puedes salir con tus amigos o incluso solo, ya sea a tomar una cerveza, pasear, correr o simplemente relajarte. Mi idea de este sitio tan especial ha ido cambiando para bien. Es un sitio único y espero que siga siendo así, aunque seguramente no comparta la idea de la sociedad que tienen sus habitantes, pero hay que decir que, al menos aquí, funciona bien.

Finalmente al decidir irnos, nos encontramos el mismo arco que al entrar, pero esta vez podemos leer el mensaje en la parte de atrás, para que no nos olvidemos donde hemos estado: You´re now entering the EU (Está usted entrando en la Unión Europea).