En la fiesta de Pamplona,
la de correr animales,
ahora se han puesto de moda
las agresiones sexuales.
Los hombres de este país,
seamos párroco o borracho,
cuando vemos a una tía
tornamos en mamarracho;
y si es en una fiesta
no hay que pensar: hay licencia
para hacer lo que te plazca,
aunque sea una indecencia.
Si no es así exactamente
mucho no lo remediamos:
lo leemos cada día,
ni siquiera protestamos.
Qué sensación da
que te quieran atrapar.
¡Es horrible!