La ex presidenta del Parlamento Europeo Simone Veil realizó ayer un llamamiento al "optimismo que permite actuar" para afrontar los grandes desafíos de la humanidad ante los que Europa debe asumir la responsabilidad derivada de su historia y del hecho de ser una región "privilegiada" por su nivel de bienestar.

Veil ofreció ayer una conferencia de prensa en Oviedo donde hoy recibe de manos de Don Felipe de Borbón el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional, que le fue concedido por su "coherencia, fuerza y constancia" en la defensa de los valores, ideales y realizaciones "de una Europa unida". "Ser pesimista ya es un problema", afirmó la también ex ministra francesa de Sanidad que advirtió de la necesidad de "estar lúcido y vigilante" para afrontar una situación que, a pesar de todo, ha mejorado respecto a la "barbarie" que caracterizó al siglo XX.

En este sentido, recordó que buena parte de los conflictos del siglo pasado tuvieron su origen "en aquellos países que, como Alemania, se pretendían los más civilizados del mundo" y que fue Europa "quien arrastró al resto del planeta hacia la guerra", al menos en dos ocasiones.

A juicio de la ex presidenta del Parlamento europeo, la creación de Naciones Unidas tras la Segunda Guerra Mundial, una organización que en la actualidad "sigue careciendo de los recursos necesarios para caminar hacia la paz", hizo pensar que se podría acabar con los conflictos, pero a costa "de abandonar a una serie de países a la hegemonía comunista y de dejar instaladas por el mundo numerosas dictaduras".