La antigua casa de la baronia de Bunyolí, propietarios del inmueble en el siglo XIII a raíz de la conquista de Jaume I, se ha convertido en un bello y coqueto hotel de Palma, a escasos metros de la Plaça de Quadrado: Posada Terra Santa.
Cada noche (a excepción de los lunes), su restaurante ofrece una sugerente propuesta diseñada por el joven cocinero Matías N. Provvidenti. Nacido y formado en Argentina, impregna sus platos de sabores orientales, inspiración de los lugares que ha visitado como Vietnam, Laos, Camboya y la India. En sus sugerencias también pueden verse las esferificaciones que hizo famosas Ferran Adrià, y sus texturas. Pero sin duda, el denominador común de la mayoría de sus platos es la paciencia, obra de la cocción lenta y maceración de alimentos.
Pude probar un rico canelón verde de confit de pato con esferificación de trufa y el gua bao, que próximamente entrará en su carta: un panecillo al vapor con verduras i/o carne de cerdo que proviene de las calles de Taiwán. El bacalao negro de Alaska es otra de sus propuestas estrella, con textura y sabor diferentes al que estamos acostumbrados a comer en Mallorca. Lo sirve con una dulce salsa miso. Otras propuestas son la pluma de ibérico con meloso de higos y cebolla caramelizada, el tártaro de atún con piñones y aguacate, los miniraviolis de calabacín rellenos de puré de boniato o el carpaccio de ciervo ahumado al momento con salsa de frutos rojos; un animal que, por cierto, es el símbolo del hotel y que fue el escudo de otros nobles propietarios del immueble en el siglo XV, la baronia de Boixadors, provinientes de Catalunya. En cuanto a los postres, si quieren experimentar, prueben el sorbete de limón con pimienta acompañado de flor eléctrica. Por cierto, cada jueves preparan un menú degustación por 38 euros (bebida no incluida).
Cuina selecta
Dirección: C/ Pes de la Farina, 8. Palma. Teléfono: 971 21 47 42. Horario: Abierto de martes a domingo, solo noches.
