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Comunicación

Conversemos

Conversemos

Hoy en día, todos estamos acostumbrados a hablar, pero no es lo mismo que conversar. Podemos articular sonidos y palabras para expresarnos y comunicarnos, pero conversar es algo más, es un arte. Como dijo Samuel Johnson "Hemos hablado bastante, pero no hemos conversado". Esto es una realidad, pero a la vez el problema y la solución radican en el mismo tema. Partiendo de este punto permítanme recomendarle la lectura del maravilloso y didáctico libro titulado En defensa de la conversación de la psicóloga e investigadora norteamericana Sherry Turkle. Es una gran experta en este tema y excelente comunicadora, además de ser un estudio muy exhaustivo. Hace un recorrido por los temas más importantes siguiendo la clasificación que hizo Henry David Thoreau, en su obra Walden: "En mi casa tengo tres sillas: una para la soledad, otra para la amistad y una tercera para la sociedad", añadiendo en el libro una cuarta silla dedicada al espacio filosófico.

El acto de conversar cara a cara es el más humano que podemos realizar y es curioso comprobar cómo cada vez nos cuesta más, hasta el punto de que hay gente que intenta evitarlo al máximo, en las entrevistas de trabajo, para disculparse ante una persona, etc. Hoy en día hay jóvenes inteligentes y creativos que, en sus primeros trabajos, sufren fobias y ansiedades inesperadas porque no saben cómo empezar o terminar una conversación, ya existen cursos universitarios sobre conversación. Y en eso tiene muchísimo que ver la tecnología, es sorprendente que casi todos tenemos teléfono móvil y lo usamos para todo menos para hablar y es más habitual hablar con el propio móvil que a través del móvil. Está comprobado que nos influye el simple hecho de que haya un telefóno móvil en silencio para que nos inhiba la posibilidad de conversar. Se habla ya del "phubbing" que consiste en mantener el contacto visual mientras se envía un mensaje con el teléfono. Todo esto implica que las conversaciones sean más superficiales y, por ende, tengamos menos empatía con todo lo que ello implica. Si perdemos la conversación implica perder los valores ya que es cuando conversamos cuando más humanos nos mostramos, al preocuparnos por el otro, a ponernos en su piel, a intentar sentir sus sentimientos. La recuperación de la conversación debe hacerse desde muchos ámbitos, pero uno de los más importantes es desde el colegio ya que los profesores deben ayudar a los alumnos a aprender a hacer preguntas y a no conformarse con las preguntas más fáciles, que es lo que pasa cuando se realizan búsquedas a través de Internet.

Aunque pueda parecer lo contrario la autora no está en contra de la tecnología y de su su uso, pero sí considera que debemos aprender a relacionarnos con ella de otra manera y, sobre todo, no debemos perder nuestros valores humanos. En EE.UU. ya se le ha puesto nombre a diferentes maneras de actuar como la "regla de tres", que consiste en estar en una cena con un grupo de personas y estar pendiente de si hay tres personas hablando y, si es así, tienes permiso para mirar el móvil. Nunca hay tiempo para valorar el silencio porque cuando no se sabe de qué hablar mirar el teléfono es la solución. De hecho existe la "regla de los siete minutos" que es el tiempo prudencial que se debe esperar antes de tener permiso para sacar el teléfono, si en ese tiempo la conversación no ha sido interesante, es mejor sacarlo.

La realidad no es que nos comuniquemos menos a través del teléfono sino con la gente que nos rodea. No desconectamos y estamos siempre pendientes de lo que hacen las personas que no están a nuestro lado. Ya se habla del FOMO (Fear Of Missing Out) que es el "Miedo de Estar Perdiéndote Algo". Estamos con un grupo de amigos pero queremos saber en todo momento qué están haciendo las otras personas, lo que evita que podamos disfrutar del momento. Todos hemos vivido la situación de estar en un concierto, espectáculo, conferencia, etc. y la gente verlo a través de la pantalla de su móvil en vez de disfrutarlo y pensando en todo momento cómo grabarlo para poder subirlo a las redes sociales. Es muy triste porque es anteponer lo que puedan pensar los demás a lo que podemos sentir nosotros mismos. No nos damos cuenta que, cuando estamos solos, buscamos la conexión con los demás y, cuando estamos con los demás, nos aislamos con el teléfono. Además de que en nuestras comunicaciones "on line" intentamos mostrar nuestra mejor versión de nosotros mismos, necesitamos continuamente tener estos estímulos y lo peor es que nos perdemos toda la información que recibimos mediante la comunicación no verbal. Lo podríamos resumir con la expresión "Comparto, luego existo".

Pero las cosas ya están empezando a cambiar, hay estudios donde concluyen que el "multitasking" no es efectivo porque nuestra concentración es menor, muchos escritores, artistas, científicos y académicos literarios afirman que desconectan el wifi cuando trabajan, los alumnos prefieren imprimir los apuntes a estudiar desde el ordenador.

Volver a la conversación es una decisión personal pero les puedo asegurar que la semana pasada disfruté muchísimo más de una conversación con una amiga, sin mirar los teléfonos durante cuatro horas, que estando pendiente de una máquina que, en muchas ocasiones, nos domina. Conversemos y disfrutaremos mucho más porque nos sentiremos más personas, sin lugar a dudas.

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