El gran Mariano Rajoy
mantuvo sus posiciones,
consiguiendo su objetivo:
que haya nuevas elecciones.
Pedrito Sánchez, el breve,
cumplió su deber primero;
preservar los privilegios
del gran poder financiero.
Albert Rivera, tan listo,
que se pondera y se cree,
pensando el pobre, tal vez,
que adelantará al PP.
Para acabar, Pablo Iglesias,
la Bescansa y Errejón,
se han acabado creyendo
que serán la Salvación.
Qué sensación da
que te quieran atrapar.
¡Es horrible!