La fiscal ha mantenido hoy su petición de condena de 40 años de prisión para el acusado de asesinar y robar a su vecina petición de condena de 40 años de prisión para el acusado de asesinar y robar a su vecina y luego incendiar su casa en el barrio de es Fortí de Palma en diciembre de 2015. Mientras, el abogado de la acusación particular, Miquel Arbona, también ha confirmado su solicitud inicial de 50 años de cárcel para el joven procesado, de 24 años, por los delitos de asesinato, robo con violencia e incendio en la tercera y última sesión del juicio en la Audiencia de Palma. Por su parte, la letrada defensora Carme Cardona ha pedido tres años y nueve meses de prisión y una multa, penas mínimas al considerar los hechos como un homicidio por imprudencia grave, un hurto y un delito de daños. La abogada ha planteado como circunstancia eximente incompleta o como atenuante muy cualificada la alteración psicológica del sospechoso y su adicción a las drogas y el alcohol.

El acusado del crimen de es Fortí, Miguel Antonio R.P., ha roto a llorar en el turno de la última palabra. "Nunca fue mi intención quitarle la vida a Esperanza. Estoy muy arrepentido por arruinar la vida a sus hermanos y también a mi propia familia. Nunca me lo voy a perdonar. Nunca quise quitarle la vida", ha manifestado entre lágrimas, poco antes de que el caso quedara visto para sentencia.

La fiscal, en sus informes, ha destacado la violencia, la repetición y la brutalidad que empleó el joven debido a la gran cantidad de golpes que recibió la víctima, Esperanza Ferrutxe Frau, de 45 años. "No hay duda de que ella le franqueó la puerta, ambos se conocían", ha indicado la representante del ministerio público. "El fin no era otro que apoderarse del dinero que ella guardaba en efectivo en casa. Los primeros golpes que él le dio no comprometieron su vida, pero luego le tapó la boca y la estranguló. Empleó una gran fuerza, le rompió el hueso de debajo de la lengua y un cartílago de la laringe. Él es una persona joven que practica deporte", ha señalado la fiscal. Según su versión, los hechos, ocurridos a primeras horas de la madrugada del pasado 23 de diciembre de 2015, empezaron en el vestíbulo de la casa, siguieron en el salón y acabaron en el dormitorio de la planta baja de la calle Port de Cariño en la que residía la víctima.

"La casa fue registrada. Él reconoce que llevaba en el bolsillo 40 euros, un reloj y una cadena que había cogido", ha incidido la fiscal, en referencia al violento robo. "Ella nunca pensó que una persona a la que conocía desde niño iba a tener esta reacción. Fue una avalancha de golpes", ha añadido la fiscal al considerar que Esperanza Ferrutxe no tuvo opción de defenderse. Además, ha recalcado que el joven lo planeó todo y lo organizó para que la casa prendiera. Respecto a los trastornos y adicciones que alega la defensa, el ministerio público ha indicado que la forense fue contundente en el juicio cuando declaró que él sabía lo que hacía y que no tenía afectadas sus facultades.

La acusación particular ha argumentado que el procesado se ensañó con su vecina, a la que hizo sufrir mucho propinándole bofetadas y puñetazos. "Hubo un aumento deliberado del dolor, una aplicación controlada de violencia sobre la víctima, para mí eso es tortura", ha recalcado el letrado. "Hizo cuanto buenamente supo y pudo para que la casa prendiera. Parte del cuerpo de la víctima se carbonizó", ha agregado en referencia al incendio en el domicilio.

Por último, la abogada defensora ha mantenido que el joven nunca tuvo intención de matar a su vecina y que el fuego que se produjo en la planta baja fue latente, sin peligro para el resto de personas que vivían en el edificio de es Fortí, entre ellos los abuelos del supuesto asesino. La letrada ha insistido en que Miguel Antonio R.P tenía sus facultades mermadas por el consumo de alcohol y cocaína y por los trastornos psíquicos de control de los impulsos y de déficit de atención que padece.