"Es un psicópata, de claro sadismo, que busca el contacto directo con la víctima". De esta contundente manera definió ayer un psiquiatra al acusado del crimen de una mujer en el barrio palmesano de es Fortí. El inculpado, por su parte, se retorció en el banquillo al escuchar estas palabras y no consiguió reprimirse contestarle airadamente. "¡Está mintiendo este hombre!", espetó el inculpado. La presidenta del tribunal le conminó a guardar silencio o abandonar de inmediato la sala. El procesado acató la orden sin rechistar. La fiscal pide para él cuarenta años de prisión.

La segunda sesión del juicio en la sección primera de la Audiencia Provincial por el crimen de Esperanza Ferrutxe Frau, de 45 años, en su domicilio del barrio palmesano de es Fortí la copó ayer la práctica de la prueba pericial.

Este psiquiatra, que compareció en el tribunal a instancia de la acusación particular, desestimó en todo momento que el procesado pudiera tratarse de un psicótico -sin capacidad para discernir entre el bien y el mal y, por tanto, inimputable penalmente- y subrayó que el crimen de la víctima estaba planificado "antes, durante y después". "Se descarta el estado de intoxicación. Después fue a casa de sus abuelos y no constaba señal alguna", ahondó el facultativo ante la sala.

Asimismo, el especialista afirmó que el procesado había aludido al consumo de alcohol y cocaína cuando cometió el crimen de Esperanza Ferrutxe, como él mismo reconoció en la primera sesión del juicio, con el único propósito de "conseguir un atenuante". Estas palabras acabaron por exasperar al encausado.

En este sentido, el facultativo abundó en su comparecencia que el encausado había solicitado en repetidas ocasiones la presencia de un psiquiatra penitenciario durante su reclusión en prisión provisional "para tratar de obtener beneficios de cara al juicio".

Además, el psiquiatra indicó que el encausado cometió "una agresión brutal a la víctima nada más entrar" en el domicilio de es Fortí. El perito insistió en los "rasgos psicopáticos" del procesado a los que definió como "una anomalía de la personalidad" y "la imposibilidad de empatizar con el dolor ajeno".

Por otro lado, la forense Ana Belén García, que realizó el levantamiento del cadáver de Esperanza Ferrutxe y la posterior autopsia, aseguró que la muerte de la víctima se produjo por estrangulamiento. "La fallecida tenía gran cantidad de golpes en la cara y una parte del cuerpo carbonizado", explicó. No obstante, el fallecimiento se produjo, de acuerdo con el dictamen de la especialista, "por el cierre de las vías aéreas".

Por la espalda

En concreto, la forense precisó que el estrangulamiento de la víctima se habría producido por la presión del antebrazo en el cuello de la mujer, agarrando a la víctima por la espalda.

Esperanza Ferrutxe presentaba gran cantidad de golpes en el rostro. Alguna de estas lesiones le había provocado la fractura de los huesos propios de la nariz, que ya le hizo sangrar en abundancia. Entre estas policontusiones en la cara se encontraba la rotura del albio inferior, hematomas en ambas regiones orbitarias y desgarro en la unión del labio con la encía "compatible con haber recibido bofetadas", abundó.

Otro dato determinante que se obtuvo en la autopsia fue la ausencia de hollín en la boca y en los pulmones después del incendio en la vivienda. "Ya estaba muerta", precisó la forense.

También comparecieron ayer ante el tribunal dos agentes de la Policía Científica de la Policía Nacional. Uno de ellos explicó que habían obtenido dos huellas en la vivienda, en un charco de sangre, que condujo a la detención del presunto autor del crimen.