Cuando la Policía detuvo al principal acusado en septiembre de 2013, tras una laboriosa investigación del grupo de Delitos Tecnológicos de Palma y la Brigada de Investigación Tecnológica (BIT) de Madrid, quedó al descubierto una importante red de pedófilos. El procesado colaboró desde el primer momento con los agentes, entregó todo el material y las claves para acceder a los espacios virtuales y los corres electrónicos donde se almacenaban las fotos y vídeos de pornografía infantil. Los policías abrieron entonces varias líneas de investigación que han permitido identificar a varios pedófilos de Holanda, Estados Unidos, Alemania y Canadá que compraban el material elaborado en Mallorca. Las pesquisas siguen abiertas.