Toni Bestard no olvida lo "mucho" que le ha costado poner en pie su primer largometraje, sobre todo, por la dificultad a la hora de encontrar financiación, un ejercicio que le retrasó el proyecto unos cuantos años y le dio un sinfín de quebraderos de cabeza. "Sufrí muchísimo más con el proceso de la financiación que con el rodaje, que ha sido un placer. Temí muchas veces no poder hacer la película", confesó ayer a este diario el director, satisfecho de que por fin su ópera prima haya enderezado el rumbo. "En esto del cine no existen los milagros. Todo depende del tesón y el esfuerzo que dediques, y de no arrojar nunca la toalla", agregó Bestard.