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Teatre Principal

Miquel Ortega: "A la zarzuela hay que lavarle la cara, prescindir de los tópicos"

"Como dijo Baudelaire: las banderas están tan llenas de sangre y mierda que mejor acabar con ellas"

El músico barcelonés Miquel Ortega, ayer durante un ensayo en el Principal. b. ramon

"La zarzuela presenta actualmente un estado de convaleciencia, por nuestra culpa, porque nunca nos hemos creído que es un género con entidad, la misma que pueda tener la opereta francesa o el musical americano, incluso con más calidad", defiende el director de orquesta y compositor de música clásica Miquel Ortega (Barcelona, 1963).

Ortega reparte esa "culpa" de la que habla "un poco entre todos": entre el público, que "no tiene interés porque se le ha vendido esa imagen falsa de la zarzuela como algo casposo, franquista y muy localista, de Madrid, cuando hay obras cuya acción transcurre en Rusia, Holanda, Francia o Italia"; las instituciones, que podrían "apoyarla más"; y también entre los músicos, por "la interpretación".

"Durante mucho tiempo hemos tenido unas interpretaciones musicales de muy bajo nivel, incluso en grabaciones que se consideran de referencia", lamenta.

Considerado una de las batutas españolas más apreciadas de su generación en el campo operístico -ha dirigido en el Liceu, el Real, el Kennedy Center de Washington o el Covent Garden de Londres, entre otros templos musicales-, Ortega asegura que existe un tipo de público que comparte sus gustos entre ópera y zarzuela y otro que prefiere "la zarzuela por encima de la ópera", al parecerle ésta "demasiado complicada, algo que tampoco es cierto".

"Es verdad que la zarzuela es más popular porque busca una complicidad con el público, con una música más directa y menos elaborada, en general", matiza.

Cien años después de su época de esplendor, hoy apenas se escriben zarzuelas. Ortega es uno de los pocos compositores entregados a este género, al que propone un cruce con otras disciplinas, ya que cree que "tanto la ópera como la opereta, el musical o el singspiel alemán son ramas del mismo tronco".

Precisamente su única zarzuela escrita hasta la fecha está pendiente de estreno. Fue un encargo de la Generalitat, en 2004, pero al ser "muy crítica con la situación actual" y tocar temas "políticamente incorrectos" cayó en la marginación. "Estamos a la espera de que algún teatro la ponga en marcha", suspira.

Dicha zarzuela se llamó, originalmente, La campana de Gràcia, título que hace referencia a un hecho histórico, cuando este barrio barcelonés decidió independizarse de la Ciudad Condal. "El libretista se lo tomó un poco a cachondeo y eso sentó muy mal en los círculos de la Generalitat. Lo vio como un ataque que no era tal. El libreto no criticaba nada que no fuera lo mismo que critican programas como Polònia o lo que hacía Buenafuente. Era un crítica no dañina. Se nos pagó el encargo de creación pero no se estrenó", concluye.

"Hoy no escribiría ninguna zarzuela sobre la independencia de Cataluña ni sobre ningún tema político. Hay argumentos más interesantes", espeta.

Residente en Málaga aunque nacido en Barcelona, Ortega se declara poco amigo del "divide y vencerás" y reniega de las banderas. "Me considero ciudadano del mundo y hago mía la frase de Baudelaire: las banderas están tan llenas de sangre y mierda que lo mejor que podríamos hacer es acabar con ellas".

Considera Ortega que a la hora de acercar la zarzuela a las nuevas generaciones hay que hacerlo "del mismo modo que con la ópera, es decir, prescindir de los tópicos, lavarle un poco la cara. El problema radica en los libretos, que son muy de la época".

Una "muy buena manera" de intentar ganar públicos es la Antologia de la sarsuela Antologia de la sarsuela que este sábado y domingo, a las 18 horas, pondrá en escena el Teatre Principal, con fragmentos de títulos tan conocidos como El barberillo de Lavapiés, Doña Francisquita, El baile de Luis Alonso, Marina, La leyenda del beso o La verbena de la paloma. "Podrán escuchar lo más granado de cada obra, auténticos hit parades, y eso sí hace tener más afición", afirma.

En el Principal, Ortega se situará en el podio, desde el que dirigirá a la Simfònica de Balears, orquesta que conoce desde hace ya años, la primera en 1999. "Siempre la he adorado", confiesa. "Son unos músicos que prestan una atención increíble al trabajo, algo que no se puede decir de todas las orquestas. Son unos entusiastas y eso me gana desde el primer momento", agrega.

El reconocimiento de la Unesco

Firme reinvidicador de este género musical, su lucha le ha llevado a una campaña que busca el reconocimiento de la Unesco hacia la zarzuela como Patrimonio Immaterial de la Humanidad, "como ya han logrado el tango, el fado o el flamenco", un mundo, este último, que conoce de primera mano, al haberse codeado con figuras como Enrique Morente o José Mercé.

La campaña de la Unesco se fundamenta en "la calidad de los artistas que crearon la zarzuela, con libretistas de peso como Reoyo, Paso o Romero; y en la música, con compositores de la talla de Ruperto Chapí, Amadeo Vives, Pablo Sorozábal, Asenjo Barbieri, Tomás Bretón... Ilustres que si hubieran nacido en otro país, otro gallo cantaría. A ver qué país tiene quince compositores de primera fila", pregunta.

Para esa lucha "a capa y espada" espera animar a Plácido Domingo y José Carreras, "por lo menos a través de un escrito en el que defiendan la zarzuela porque ambos siempre han amado este género, al igual que Teresa Berganza o Caballé".

"La zarzuela es más admirada fuera de España que aquí. Gracias a Miguel Roa e invitado por Plácido Domingo he hecho zarzuela completa en Washington. También en Toulouse, Suiza, el Colón de Buenos Aires y otros teatros importantes. Uno no se puede hacer a la idea del aprecio que sienten hacia la zarzuela", asegura.

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