Diez mil títulos, 105 expositores agrupados en 36 casetas, 250 actividades. Éstas son algunas de las cifras de la 32 Setmana del Llibre en Català que se realiza en Barcelona hasta mañana domingo, con representación mallorquina y una clara protagonista, Carme Riera, que ayer recibió el Premi Trajectòria de esta muestra organizada por la Associació d´Editors en Llengua Catalana y hoy prolongará su presencia contando un cuento y compartiendo un aperitivo literario.

Por tercer año consecutivo, la Setmana se ha celebrado al pie de la Catedral y en fechas coincidentes con el Onze de Setembre, algo que propicia que el lector se habitúe a un lugar y calendario, según Montse Ayats, presidenta de la organización. Sólo un editor mallorquín en los mostradores: Gracià Sánchez, de El Gall, satisfecho con esta primera visita. Ayats desearía que la presencia insular fuera más nutrida, pero "deberían ser las instituciones" quienes lo facilitaran.

La misma jornada inaugural, el viernes 5, se presentó en la Setmana, de la mano de la librería Jaimes, el libro de Documenta Balear y con prólogo de Carme Riera Albert Camus i les Balears, patrocinado por el Institut d´Estudis Baleàrics y el Institut Menorquí d´Estudis, a cargo de Laura Borràs, directora de la Institució de les Lletres Catalanes; Hélène Rufat, profesora de la Universitat Pompeu Fabra, coautora; y un servidor, coordinador del mismo. El mallorquín Melcior Comes intervino, a su vez, sobre su novela Hotel Indira, Premi BBVA Sant Joan, que Edicions 62 publicará en otoño.

En la jornada soleada del domingo otro mallorquín, Marc Cerdó (hijo de la también escritora Xesca Ensenyat), dio a conocer su novela Cor mentider (Club Editor), en compañía de su editora, Maria Bohigas, y de la librera Gemma Barrufet. El relato "es una ceremonia de exorcismo que intenta expulsar algunos de mis demonios interiores", explicaba Cerdó, para quien "la ética es la obligación de las personas que no han conseguido conquistar el poder. Los que nunca hemos tenido la sartén por el mango somos unos supervivientes".

La embajada mallorquina en el programa de la Setmana incluyó también a Josep Massot i Muntaner (El Segadors, de cançó popular a himne nacional de Catalunya, Abadia de Montserrat) i a Roser Amills con su novela Fes bondat. Hay quien intervino por partida doble, como Jaume C. Pons Alorda (recital de sus traducciones de Whitman, Fulles d´herba, Edicions de 1984, y presentación de L´endemà de tot, de Lluís Calvo), o incluso triple, Sebastià Bennasar: charló sobre su novela Les mans del drac (Llibres del Delicte), convocatoria del Memorial Agustí Vehí y mesa redonda sobre relato ´negro´.

Como era previsible, los títulos sobre 1714 o el referéndum han protagonizado la oferta, pero uno puede encontrarse, aquí y allá, clásicos mallorquines como Anselm Turmeda, Maria Antònia Salvà o Blai Bonet, cuya obra poética completa prepara el sello 1984.

La Setmana se estructura como una pequeña ciudad, con un trazado interrumpido por cuatro plazas: del Llibre, de les Biblioteques, de l´Escriptura y de la Paraula, que es donde se celebran unas actividades que, sólo el primer fin de semana, ya atraían a 9.000 personas.