Algunos versos mal encajados y alguna que otra canción menor. Poco más se le puede reprochar a los dos Pereza, tan lejos, tan cerca, de parecerse a los Stones que nunca tuvimos. Por si queda alguna duda, ahí está su directo, donde se confirma que su presencia en la radiofórmula –a estas alturas– ha pasado a ser anécdota. Leiva y Rubén, poeta y pirata, con Madrid en la sangre y el pantalón pitillo por montera. Anoche, su equilibrio de champagne y petas, de chicas bonitas y nenas, funcionó perfecto. Cerca de 2.500 grupis –chicos inclusive– llenaron un Palma Arena de aforo reducido. Sonó bien, y no es fácil, recinto traidor. Eso sí, perdió algo de calidez este Puro Teatro Tour, que prefiere la butaca de terciopelo a las pistas de velódromo.

Ahora que todo va tan bien, Pereza se ha permitido Aviones, seguro su trabajo más hondo, capaz de justificar por sí solo una gira que lo exprime bien. Y que lo canta mejor, con un Leiva que no cesa de crecer, y un Rubén –misterios de la vida– que aguanta mejor el tipo lejos del estudio. Leones, canción de esas secundarias que con el tiempo terminan siendo las que calan, germinó las dos horas de una velada que también se paseó por las mejores Aproximaciones y por los himnos del pasado, de Animales; con excepciones como las Princesas, algo cansadas de éxito. Más equilibrio, pues, en este escénico ´ahora tú-ahora yo´ donde el más alto se canta sus poemas, y donde el más travieso sus coplas de ciudad. Donde la pareja demuestra que las guitarras –bangio si se tercia– y sus poses de Keith Richards-Ronnie Wood en absoluto son de atrezzo. Y donde la banda que acompaña –grande César Pop– comparte los mismos méritos.

La noche más perezosa transcurrió mucho menos calma que el disco protagonista, terminando especialmente gamberra, cortesía del Señor Kioskero y los Super junkies/Billie Jean. Antes, en un concierto con pocas fisuras en el tempo, sonaron (de las nuevas) Windsor, Violento amor, Amelie, 4 y 26, Champagne, Pirata, Voy a comerte o esa joyita que es Llévame al baile, con la que algunos niños también lloran. Por su puesto, Lady Madrid, la canción que se escribió para ser hoy La chica de ayer. De discos anteriores, aparecieron rápidas Cómo lo tienes tú, Animales y esa donde Rubén Pozo se pasea por Madrid. También Superhermanas, Margot, Aproximación, Todo, La estrella polar de Leiva, Por mi tripa o la dedicada a las Grupis. Como no, homenaje a los Beatles ("Life is very short..." incluido). Y la autobiográfica Yo nací para cantar en un conjunto, claro, sin Quique González.