El retraso en las obras de reparación dela zonas del puerto de Cala Rajada, cuyo dique se vio afectado este pasado mes de enero por el temporal que entre otras cosas abrió un boquete en la zona de las casetas de almacenaje, está acabando con la paciencia de los empresarios del sector del chárter marítimo (golondrinas, embarcaciones de alquiler, barcos de excursiones, etc.), que ven como sus reservas se reducen sustancialmente con la falta de conclusión de las obras.
El puerto está cerrado en la parte superior de paseo y en su parte final, donde se encuentran los famosos murales del artista Gustavo. En el recinto portuario, además, está lleno de una gran cantidad de grandes bloques de hormigón que restan a la espera de ser utilizados en la parte posterior del dique. Lo que también, según algunos usuarios, motiva que los veleros no puedan amarrar en la parte de la entrada del puerto como era habitual.
Por otro lado las arrendatarias de la cantina del recinto portuario se quejan de que las obras provocan ruido y polvo y "espantan a los pocos turistas que hay ahora mismo". Francisca Fuster, encargada del local, se queja que los clientes no puedan recorrer el paseo alto, ni visitar los murales o que los veleros no puedan amarrar en la entrada del puerto a estas alturas de temporada. Pide que se paren las obras y se continúe en octubre, porque de lo contrario la temporada se reducirá considerablemente.
En el mismo sentido se expresa Michaelle Morate, que regenta un negocio de embarcaciones de alquiler. Morate se congratula de la reacción de la administración en arreglar las obras tras el grave temporal de enero. En cambio se muestra muy disgustado con la prolongación de las mismas, ya que según él se advirtió al Govern que si las obras se alargan había que parar en la temporada y seguir en octubre. Si continúan las obras, sus negocios dice se verán "considerablemente afectados", ya que son de temporada y hay muchas familias que dependen de los seis meses que dura.
Para Morate muchos negocios se ven afectados por la falta de turistas, que no visitan las instalaciones portuarias ante las molestias y accesos cerrados que provocan las obras.
Por otro lado las obras no afectan del mismo modo al sector pesquero profesional. Las labores de reparación de redes se han trasladado a otra parte del recinto, junto al puerto deportivo, mientras que la carga y descarga de las embarcaciones de arrastre sigue igual como estaba. Ellos han sido los demandantes de la reforma portuaria más que necesaria y esperan que se ejecute, otra cosa es que finalmente sea de su agrado, o que no se atiendan sus sugerencias.
