'Sin música, sin fiesta, sin Magaluf. Sin trabajos', 'No queremos molestar, sólo trabajar' y 'Queremos ser escuchados'. Estos son algunos de los lemas -en inglés y en castellano- que se podían leer ayer por la tarde en las pancartas exhibidas por dueños de bares de Calvià, durante la celebración del pleno ordinario. Los empresarios llenaron el salón plenario para, de una manera pacífica, sin incidentes, reclamar al gobierno municipal (PSOE-SSPC) una solución a la polémica de los nuevos limitadores de sonido.

El sector del ocio, que reunió a cerca de un centenar de representantes entre los que estuvieron en el salón de plenos y los que se quedaron en el exterior de la sede consistorial, reclama que se reconsideren estos nuevos dispositivos, cuyo plazo de implantación acabó el pasado 30 de abril. Según datos del Ayuntamiento, sólo el 40% de los locales los han instalado.

Un portavoz de los empresarios aseguró ayer no entender las "prisas" del Consistorio en marcar estos plazos, cuando, dijo, la plataforma que permitirá el seguimiento en tiempo real por parte de la Policía Local no está aún implementada. Al mismo tiempo, advirtió del elevado coste de los aparatos, que cifró en unos 3.000 euros, más el coste de la instalación a cargo de una empresa externa. Sus críticas se centran también en el nivel de decibelios.

"Si te dejan con 60 decibelios, eso no es nada. ¿Para qué nos dan entonces permisos de música en vivo?", opinaba un propietario de bar que acudió al pleno. El movimiento de protesta reúne a empresarios de Palmanova, Santa Ponça, Magaluf y Peguera.

La intención inicial de los dueños de locales de ocio era convocar una manifestación esta semana. De hecho, formularon la petición ante Delegación de Gobierno en Baleares, pero lo ajustado de los plazos legales lo hizo imposible.

De momento, aseguró ayer uno de los portavoces de la plataforma empresarial, están a la espera de una reunión que mantendrá esta semana el alcalde Alfonso Rodríguez Badal y sus tenientes de alcalde para evaluar las peticiones del sector. Al final del pleno, en el turno de ruegos y preguntas, Esquerra Oberta pidió la revisión de la ordenanza de ruidos, mientras que el edil de Ciudadanosj, Carlos Tarancón, defendió que se reconsidere el nivel de decibelios.