¿Puede un perro constituir una amenaza sólo por pertenecer a un tipo de raza determinada? Los expertos son reacios a establecer categorías. En Balears hay registrados un total de 164.245 perros, de los que 4.468 están considerados animales potencialmente peligrosos. En Mallorca no superan el 3% y 1.867 de ellos están censados en la Part Forana. Puigpunyent, sa Pobla y Son Servera son los municipios con la media más alta de perros peligrosos, según los últimos datos del censo canino.

La conselleria de Agricultura y Pesca, competente en la materia, incluye en este grupo un total de ocho razas: akita-inu, pit bull, stafforshire bull terrier, american stattfordshire terrier, dogo argentino, fila brasileño, rottweiler y tosa-inu.

De todos ellos, el más extendido en la isla es el pit bull, seguido del american stattfordshire. Ambos son perros de presa, con mandíbulas de gran potencia. Sin embargo, los entendidos en esta materia insisten en que el concepto de perro peligroso no alude a una raza, sino a los ejemplares incluidos dentro de una tipología racial concreta y que, por sus características, su agresividad y su acometida son utilizados para el ataque o la pelea, así como los animales nacidos de cruces.

En 1999, la muerte de un niño de 4 años en Can Picafort a consecuencia de las mordeduras que le propinó un dogo argentino generó un intenso debate que traspasó el charco. Su caso ha sido uno de los que más alarma social ha suscitado a nivel nacional y desembocó en la redacción de una legislación específica para de este tipo de animales.

Su tenencia está sujeta hoy día a una serie de requerimientos. Sus propietarios deben obtener una licencia específica para ello, haber superado un test psicológico y tienen la obligación de contar con un seguro que cubra posibles incidentes.

Pero ¿son realmente una amenaza? Los factores ambientales y el adiestramiento de sus dueños juegan un papel fundamental, comenta la veterinaria de la clínica Es Camp Redó. Genéticamente han sido creados como perros de combate, pero su introducción en la vida doméstica ha mermado parte de las funciones para las que nacieron, indica. "Para mí no es un tema de razas, sino de dueños". "Son Reus está lleno de perros a los que no han sabido educar", asevera. En su opinión, "es el dueño el que hace al perro", aunque "la gente debe saber lo que tiene entre manos".

"Hay personas que buscan este tipo de perros por una serie de factores sociales, porque les gusta, por estética o por moda, sin saber lo que tienen y cómo deben ser tratados", añade.

Miquel Borràs lleva varios años como adiestrador canino. Según dice, "el principal problema es que la gente no es consciente de que tiene un perro". "Los potencialmente peligrosos son los propietarios", afirma.

La falta de información y el desconocimiento de la conducta canina deriva en malos comportamientos. "Los primeros cuatro meses son clave en la vida de un perro", indica Borràs, que insiste en la necesidad conocer sus pautas y sus características. Pero casi nunca se cumple.

Si no se educan correctamente, pueden caer en una situación de estrés en la convivencia que puede llevar a la agresividad. Existen muchos factores que pueden causarla: el castigo inadecuado –pegarles, gritarles...–, hablarles continuamente o no cubrir sus necesidades básicas, detalla. "No hay ningún perro que busque el conficto, el problema es que no los entendemos, tendemos a tratarlos como a una persona cuando no lo son", indica.

Un perro avisa cuando algo le molesta. Y "si no sabemos detectarlo, no podemos ver las advertencias", prosigue.

Los niños son los peor parados. Los expertos estiman que el 43% de las víctimas de mordeduras tienen entre 5 y 9 años. El problema es que "prestamos atención al niño pero no al animal", comenta Borràs en este sentido.

En caso de peligro, según Borràs, lo mejor es quedarse quieto y no mirarlo a los ojos porque este gesto está considerado como una amenaza, explica. Si no se hacen movimientos ni ruidos bruscos, el perro tiende a calmarse. Un simple sonido, como el del teléfono móvil, podría desencadenar el ataque.