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Sa Torreta

La senda de las vías del tren

Varios amigos caminan por las vías del tren. Podría ser una escena de la película Cuenta conmigo ( Stand by Me), que dirigió...

Niños rumbo a la escuela en Jacint Verdaguer. Torrelló

Varios amigos caminan por las vías del tren. Podría ser una escena de la película Cuenta conmigo( Stand by Me), que dirigió en 1986 Rob Reiner basada en un relato de Stephen King. El film tuvo la virtud de devolver a la fama una canción del mismo título compuesta e interpretada en 1961 por Benjamin Earl Nelson.

Sin embargo, no se trata de una pandilla en busca del cadáver de un desaparecido (la historia de King). Son unos niños palmesanos en busca de una educación.

Antes de que Jaume Matas protagonizara entre 2003 y 2007 la legislatura de las obras faraónicas, el tren circulaba en superficie por la calle Jacint Verdaguer y dividía las barriadas de Son Oliva y els Hostalets. Los alumnos que residían en una orilla de las vías distinta a la del centro escolar se veían obligados a cruzar e incluso seguir la ruta del ferrocarril.

En la época en que se tomó la foto de Torrelló, los años 80 del siglo pasado, los vagones Ferrostar eran los reyes de la red ferroviaria mallorquina y los viajes hasta la estación de Inca, escasos. Después llegarían los trenes de CAF a gasoil y la recuperación de las líneas hasta sa Pobla y Manacor.

La transformación llegó con el proyecto del metro hasta la Universidad y el soterramiento de las vías del tren desde la Vía de Cintura hasta la plaza de España. Una estación terminal con diez vías, y otras dos más modestas (Jacint Verdaguer y Son Costa-Son Fuster).

La vida cambió y no solo para los niños que acudían al colegio. Los vecinos ganaron grandes espacios públicos, las aceras crecieron y aparecieron nuevos jardines. Además de una pasarela de diseño que casi nadie usa, pero que disfruta de estupendas vistas a la Vía de Cintura y a un descampado.

Pero la gran revolución fue urbanística y especulativa. En una calle dejada de la mano de Dios, con paredes traseras que ni siquiera tenían revoco, florecieron de la noche a la mañana nuevos edificios. Los pisos se vendían rápidamente pese a que la eclosión había llegado en plena crisis inmobiliaria.

La obra de Matas eliminó el peligro para los niños y llenó algunos bolsillos.

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