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Sa Torreta

Salvad la navidad mallorquina

Un paseo por las calles de Palma durante las fiestas es puro espectáculo. En la entrada de la plaza Major una banda de cuerdas, vientos...

Artesanía colorista, espectacular y local en la plaza Major.

Un paseo por las calles de Palma durante las fiestas es puro espectáculo. En la entrada de la plaza Major una banda de cuerdas, vientos y percusión alterna música bailable con villancicos. Una vez dentro, un malabarista congrega a decenas de personas mientras muestra su habilidad con el diábolo y los bolos. La estatura de un minero contrasta, a pocos metros, por su inmovilidad.

Un acordeonista hace brotar música alegre para animar a los paseantes en Sant Miquel. Nada que ver con los sones melancólicos que un saxofonista eleva a la noche semioculto entre los soportales de una tienda de ropa. Los niños frenan a sus padres frente a la iglesia de Sant Miquel. Es el lugar donde han montado su escenario las estrellas de las marionetas.

Puro espectáculo. ¿Y los mercadillos? Cientos de paradas abarrotan la Rambla, la plaza Major y la de España. Los paseantes deambulan sin casi fijarse en los productos ofertados. Comidas: churros, goffres -o como se llame esta placa grasienta llena de baches- y algunos castañeros. Ropas y complementos: fulares, gorros y bolsos. Siempre con la duda de si se trata de productos llegados desde la inmensa fábrica mundial en que se ha convertido China. Velas, cuadros metálicos, trabajos en piedra...

Inspiro el aroma de las especias que vende un magrebí. Dan ganas de beber un té servido con la parafernalia propia de Marruecos para apaciguar el frío. Comería una buena rebanada de algunos de los de panes de una empresa gallega.

Mucho que ver. Casi nada que no se pueda encontrar con variaciones sobre los mismos temas en medio mundo. ¿No queda nada de la esencia de la Navidad de Mallorca? Cuando estoy a punto de arrojar la toalla, descubro unos belenes hechos en estilo siurell a buen precio en la plaza Major. Al lado, coloristas figuras con ropajes tradicionales en los que se pueden encontrar desde pastores con rebaños de decenas de ovejas o pavos, hasta complejas representaciones de oficios tradicionales con, por supuesto, el nacimiento y los Reyes Magos. Suspiro aliviado: salvado, por los pelos, el espíritu de la Navidad mallorquina.

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