­Calanova tendrá una marina seca que podrá albergar hasta un máximo de 80 embarcaciones. Es el primer puerto de Palma y el segundo de la isla que contará con este tipo de instalaciones, que permiten acoger barcos sin ocupar un amarre y a un precio mucho más económico que un espacio en el agua. La previsión del director de la escuela, Juan Birlanga, es que la marina seca sea colocada en invierno. Este otoño, además, comenzarán las obras de cierre de la escollera y modificación del contradique con el objetivo de incrementar la seguridad de las embarcaciones, tal como destacó el portavoz de la concesionaria, Port Olímpic Calanova.

En cuanto a la marina seca, hasta ahora solo existe una en el club náutico de sa Ràpita, que fue inaugurada el año pasado. Se trata de una estantería especial para barcos que, mediante un sistema automático de elevación y bajada -parecido a los llamados ´toros´ de la construcción-, evita ocupar el espejo de agua de los puertos. Calanova "acogerá entre 40 y 80 embarcaciones de entre cuatro y ocho metros de eslora", según detalló Birlanga. Respecto a los precios, "serán similares a los de sa Ràpita, aunque todavía no se han concretado", añadió. En el club náutico de Campos, oscilan entre los 114 y los 560 euros al mes durante la temporada alta, dependiendo de la eslora.

Más eslora

"Cuando se reordene el puerto, eliminaremos un pantalán en el que tenemos embarcaciones de hasta ocho metros de eslora y, para no perder a esos usuarios, instalaremos la marina seca, que ya tiene reservas", como afirmó el responsable. Además, la citada supresión permitirá incrementar el espacio de maniobra de los barcos de hasta 15 metros que se ubiquen en esa zona.

El número de amarres bajará de 212 a 172, de los que 40 son para la escuela de vela. A cambio de esta reducción, aumentan las esloras, ya que habrá 44 amarres para barcos de 12 metros, 28 para barcos de 15, otros 28 amarres para yates o veleros de 20 metros y seis amarres para esloras de 25 metros. Estos grandes barcos se ubicarán en la escollera, junto al espigón de 62 metros que se construirá para cerrar el puerto y aumentar su seguridad.

Las obras en la bocana, que está previsto iniciar en octubre, costarán 2,3 millones de euros y también contemplan modificar el contradique y hacerlo recto, ya que ahora está inclinado hacia el interior del puerto y provoca un embudo que "hace que entren olas de hasta 1,4 metros cuando hay mal tiempo de componente sur", tal como explicó Birlanga.

Antiguos usuarios

La concesión de la gestión del puerto del Govern a la sociedad Port Olímpic Calanova estuvo envuelta en la polémica el año pasado y uno de sus principales oponentes fue la asociación de amarristas, que englobaba a un centenar de usuarios. "Alrededor del 70% de quienes tienen barcos pequeños se han quedado, así como la mitad de los que tienen mayores esloras", según indicó el portavoz de Calanova.

Las tarifas se han duplicado, de ahí en parte la polémica, aunque el actual gestor aseguró que los precios "son muy competitivos y por eso se han quedado".