­Ni en la calle ni en los clubes de alterne. La prostitución se refugia cada vez más en los pisos particulares de Palma. Esta tendencia no es nueva pero ahora es más patente ya que los focos tradicionales en los que se ofrecen servicios sexuales en la calle como sa Gerreria, Avenidas y el Hipódromo pierden importancia y se diseminan por el resto de la ciudad. Así lo aseguraron responsables del departamento de extranjería y Policía Judicial de la Policía Nacional que ayer participaron en las jornadas sobre la relación entre la prostitución y la trata de seres humanos y su incidencia en los menores, celebradas en el centro Flassaders y organizadas por el Grupo de Estudios sobre la prostitución de Balears.

Durante este año la Policía Nacional ha realizado tres operaciones relacionadas con el comercio de personas destinado a la prostitución en las que dos estaban implicados menores (una explotada en un piso particular en las islas y otra en Cataluña) y una adulta. Sin embargo en 2011 efectuaron nueve actuaciones en las que se detectó la trata de personas con fines de explotación sexual.

Trata de adolescentes

La directora de la Fundación Amaranta, Pilar Casas, que aplica un programa nacional para la acogida y reinserción de prostitutas adolescentes víctimas de trata en Balears alertó ayer sobre el fenómeno creciente del comercio ilegal de mujeres jóvenes entre 15 y 18 años: "Vienen traídas por mafias o por sus propias familias para vender su cuerpo en condiciones de maltrato". El último informe del Defensor del Pueblo sobre prostitución recoge que durante este año se han detectado en nuestro país 13 casos de trata de adolescentes. No obstante otras entidades que trabajan con víctimas sitúan esta cifra entre 23 y cerca de 400 casos, tal como señalan desde la Fundación Amaranta.

Durante los dos últimos años esta organización ha tutelado a cuatro adolescentes que fueron forzadas a prostituirse en Balears. Las jóvenes son derivadas por la Fiscalía de Menores o la Policía. "Cuando son descubiertas se les lleva a un centro de acogida y después inmediatamente deben abandonar la isla porque su vida corre peligro", afirmó Pilar Casas. Las menores detectadas suelen ser nigerianas, que portan documentación falsa, y adolescentes rumanas entre 14 y 17 años de edad. El grupo de las latinoamericanas ha disminuido, aunque se ha notado la presencia de paraguayas, y han aumentado las procedentes de Europa del Este y China.

En el marco de estas jornadas, la periodista especializada en el tema de la trata de menores, Helena Maleno, precisó el motivo de este repunte del tráfico de adolescentes. "Las menores cobran una mayor cantidad por sus servicios sexuales y las mafias ganan más dinero". La demanda de este tipo de relaciones sexuales con jóvenes va en aumento tal como recogen las investigaciones de Maleno. Estos estudios concluyen que el consumo medio alcanza el 13 por ciento de la población masculina en Europa y en España llega al 39 por ciento. "Se ha incorporado una clientela nueva formada por jóvenes que introducen el sexo dentro de su ruta de ocio", afirmó Maleno. La periodista aseguró que los principales problemas que existen para atajar la trata de menores es la carencia de un registro de las víctimas de explotación sexual, la falta de una coordinación entre Comunidades Autónomas y la escasa coordinación entre la Fiscalía y los organismos tuteladores de las adolescentes. La Fiscal de Menores de Balears, Rosario García, señaló que en Balears todavía no existen "cifras alarmantes de trata de menores pues en 2012 se han descubierto dos casos".