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Antonio Tarabini

Entrebancs

Antonio Tarabini

Las palabras se las lleva el viento

El pasado día 17, hace escasamente una semana, se celebró en Gotemburgo (Suecia) una Cumbre Social de la UE (¡la primera en 20 años!) en favor de un crecimiento "equilibrado" y un empleo justo, con la participación de los dirigentes de la UE, los jefes de Estado o de Gobierno de la Unión (incluido Rajoy), los agentes sociales y otros agentes clave.

Según la Comisión Europea "la crisis económica ha dejado profundas marcas en nuestras sociedades, desde el desempleo de larga duración hasta los elevados niveles de deuda pública y privada en muchas partes de Europa. Pero la economía de la UE ha vuelto a una situación más estable. No obstante, aún existen importantes desigualdades sociales y muchas dificultades persistentes a las que hacer frente, como las diferencias en la protección social entre los trabajadores con contratos estándar y atípicos, la brecha salarial de género y el acceso desigual a los bienes y servicios para las personas con discapacidad y otros grupos vulnerables". Ante tal situación el presidente Juncker ha declarado: "Europa está lentamente saliendo de años de crisis económica, pero aún no ha superado la mayor crisis social que ha conocido durante generaciones. Todos nos enfrentamos a los retos del desempleo juvenil, la desigualdad y la transformación del mundo del trabajo. En Gotemburgo, tenemos una oportunidad única para buscar soluciones comunes. Este debería ser un momento histórico: con la proclamación del pilar europeo de derechos sociales, estamos mostrando nuestro compromiso común para proteger y apoyar los derechos a la equidad, la justicia y la igualdad de oportunidades que todos defendemos y que todos los ciudadanos poseen. Este debe ser el primer paso de muchos en esa dirección".

¿Los resultados? De momento Parole,Parole, Parole. La UE convierte los derechos sociales en su cuarto pilar. Incluye una lista de 20 derechos sociales cuyo cumplimiento sea prioritario para la Unión Europea y todos sus países miembros. Pero, aunque los gobernantes reconocen que "hay que hacer más" en el desarrollo social, no será de obligado cumplimiento, aunque se tendrá en cuenta en las recomendaciones anuales por países. Buenas palabras que con frecuencia se las lleva el viento. Mariano Rajoy en su intervención describió la situación económica de España cuando él llegó al Gobierno a finales de 2011 y recordó que el país sufrió cinco años de decrecimiento económico con pérdida de muchos empleos, una "enorme" crisis financiera y un déficit público por encima del 10%. Y expuso los éxitos de su política económica y social." Y como no podía ser de otra manera, reiteró que "España lleva ya cuatro años de crecimiento económico y, los tres últimos, por encima del 3%, además de crear algo más de medio millón de puestos de trabajo al año". Y se quedó tan pancho!

Lo preocupante es, a diferencia del resto de Europa, el majestuoso silencio de tal Cumbre en gran parte de los medios españoles, y el regreso de nuestro Presidente al don tancredismo. Hace largos meses que la pretendida Declaración de Independencia de Catalunya ha focalizado casi en exclusiva la información y opinión de los medios, así como la actuación del gobierno, mientras los silencios presidenciales eran (y sigue siendo) clamorosos.Sin negar la relevancia del "conflicto catalán", no se le puede utilizar como paraguas ni como excusa para no afrontar los serios problemas estructurales de índole política, económica y social. El crecimiento macroeconómico es un hecho, gracias en gran parte a los favorables "vientos de cola" y las políticas de compra de deuda pública del BCE. Pero, según repetidas evaluaciones de expertos (incluidos de la UE) nuestra deuda sigue viva y coleando, así mismo España pierde competitividad pese a que la devaluación salarial continúa, los sueldos suben menos que en Europa, los precios se incrementan a mayor ritmo, por los precios de la energía y el aumento del consumo. Y siguen vivos y coleando los desajustes en el acceso a unos servicios públicos de calidad (sanidad, educación, prestaciones sociales).

Hasta ahora al presidente Rajoy le ha resultado rentable el dejar que los problemas se pudran o "se solucionen solos". Pero los vientos no tienen porqué ser siempre favorables. A partir del 22 de diciembre el gobierno de España presidido por Rajoy deberá tomar la iniciativa política más allá (o más aquí) del artículo 155. Igualmente deberá (o debería) cumplir el compromiso de presentar un nuevo modelo de financiación autonómica antes de concluir el año; y en nuestro caso del Régimen Especial. Obras son amores y no buenas razones.

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