La sentencia del caso Nóos cierra el asunto judicial más polémico y mediático que se ha vivido nunca en Balears y uno de los más relevantes en la historia de España. Y lo hace con un fallo en el que destaca especialmente la absolución de un miembro de la Familia Real española, la Infanta Cristina de Borbón, y la condena de su marido, el pretendido yerno perfecto, Iñaki Urdangarin, amenazado de un ingreso inminente en prisión.

La buena fortuna del desenlace judicial del proceso para la hermana del Rey, cuya absolución devendrá firme por un improbable recurso de la desmantelada Manos Limpias, no puede ocultar la gravedad de los hechos juzgados y la trascendencia que los mismos han tenido para la monarquía española su credibilidad.

La infanta Cristina ha tenido todos los pronunciamientos penales favorables de la Sala. Sin embargo, ha sido condenada a título lucrativo a pagar el dinero fraudulento del que se benefició, un total de 250.000 euros, por la actividad delictiva de su marido, aun admitiendo que la ignoraba. Este hecho, que acompaña a la pena de 6 años y tres meses de cárcel de Iñaki Urdangarin, deja una mancha imborrable en el matrimonio de la hija pequeña del rey emérito y hermana de Felipe IV.

La Casa Real contempló con increíble pasividad el devenir de los primeros acontecimientos de este caso, en un juzgado de la ciudad de la que Cristina era duquesa, y a cuyo frente estaba un juez, José Castro, que paso a paso acabó llevándola al banquillo. Cuando la monarquía reaccionó, cortando los lazos formales con la pareja, aunque manteniendo la sucesión dinástica, el daño era patente.

Con la abdicación de Juan Carlos I, el actual Rey parece haber comprendido que la institución debe apartarse de prácticas cuestionables, cuando no ilegales como en este caso, que se tejen a su alrededor, y ha impulsado medidas de transparencia en su actuación y de rigor en sus gastos.

La sentencia ha puesto también de manifiesto que la Justicia en España ha alcanzado cotas de madurez propias de una democracia consolidada. Un juez y un fiscal de provincias han hecho tambalear las estructuras del Estado, con muchas dificultades, sobre la base de una total independencia respecto a los poderes ejecutivo y legislativo que pocos creían que resistiría hasta llegar a donde ha llegado, sea cual sea el resultado final.

Para Balears, la condena del expresident Jaume Matas y otros cuatro altos cargos de su gobierno autonómico contrasta con la absolución generalizada de los acusados de Valencia, por hechos similares. El fallo supone la tercera condena penal del exministro de Medio Ambiente, al que aguarda aún un horizonte judicial nada halagüeño.

Pendiente de la petición de prisión provisional para Urdangarin y su socio Diego Torres, al desenlace definitivo del caso Nóos se sustanciará ahora en el Tribunal Supremo. Por el camino, ha dejado a Palma sin sus duques y su Rambla, a Pedro Horrach fuera de la Fiscalía y a sus ciudadanos atónitos tras haber asistido a un escándalo con unos protagonistas que parecían intocables, pero que, como demuestra la sentencia hecha pública ayer, han sido tratados como iguales ante la ley.