Lopez-Otín impartió ayer una conferencia en Son Espases en coordinación con el IDISBA en la que reflexionó sobre cómo la reprogramación celular o el descifrado y la edición de genomas suponen una "nueva mirada" para afrontar dos problemas tan antiguos como el ser humano: el cáncer y el envejecimiento: "El cáncer nos acompaña desde nuestro inicio como especie y no conozco a nadie que no envejezca (a nadie humano: sí que hay otras especies en las que no hay envejecimiento)". Para el investigador, la vida supone lo más preciado que tenemos y por tanto el interrogante principal es: "¿Qué podemos hacer para vivir más y mejor?".

P ¿Cuál es su papel en el Proyecto Genoma del Cáncer?

R Soy el codirector, es un proyecto de larguísimo recorrido, hace aproximadamente un año acabó su primera fase, descifrando el genoma de 500 pacientes con los tumores más frecuentes. Al consorcio español le correspondió el descifrado del genoma de la leucemia linfática crónica, la más frecuente. Ahora se han puesto sobre la mesa las alteraciones más frecuentes que la causan.

P ¿Podremos vencer al cáncer con la genética?

R Es importante recordar que el 50% de los tumores se curan y abandonar la idea fatalista de lo que significa el cáncer y el lenguaje bélico, aquello de ´la lucha contra una larga enfermedad´. Es una enfermedad muy frecuente, los dinosaurios tenían tumores, cualquier organismo pluricelular los tiene. Es el precio que pagamos por haber llegado hasta aquí como especie. No somos perfectos, seguiríamos siendo bacterias si quisiéramos ser perfectos. El cáncer es uno de los precios que pagamos para sobrevivir con un genoma, un material genético con todas las instrucciones de nuestra vida, que tiene 3.000 millones de piezas en cada célula. Con un cambio en una pieza ya se puede generar una enfermedad. Estudiamos esos cambios, el cáncer es genético.

P Pero no hay que confundir genético con hereditario.

R La gran mayoría de tumores surgen por alteraciones en los genes, pero no todos son hereditarios. Solo lo son cuando esas mutaciones en el genoma ya las traemos de fábrica. Angelina Jolie heredó la mutación que le iba a causar cáncer de mama de su madre, que la había heredado de su abuela. Ambas sucumbieron a la enfermedad porque nadie les dijo que tenían esa mutación, a Angelina sí y por eso pudo actuar. Esto no es exclusivo de una élite, aquí en Son Espases hay una unidad de consejo genético y un servicio de genética que analizan los casos de cáncer hereditario, pero son los menos, apenas un 5%. El resto son los tipos de cáncer que en los próximos años afectarán a una de cada tres mujeres y a uno de cada dos varones, según los datos más recientes de la Asociación Española de Oncología.Eso nos hace pensar que según vayamos viviendo más será cada vez más frecuente. Hay que estar preparado frente a ella.

P ¿Cada tumor es diferente?

REs una historia personal y única. Hay que avanzar para que ese conocimiento que ahora tenemos en general, sea más individual. Saber en cada paciente qué alteraciones se han producido. Por ejemplo ante un cáncer de un fumador detectamos miles de mutaciones y hay que distinguir cuáles son las importantes. Es necesario también que la farmacología avance para hacerles frente e incidir en la educación en salud.

P Trabaja al máximo nivel desde la Universidad de Oviedo, probando que desde los ´sitios pequeños´, como también lo es Balears, se pueden hacer grandes cosas.

R Las limitaciones pueden superarse. Hay que ser competitivo y captar recursos internacionales. El esfuerzo es mayor, pero a cambio se tienen otros beneficios, yo lo veo ahora: una de mis hijas vive aquí y veo que es un sitio idílico. Hace falta organización, apoyo a las iniciativas... pero la investigación ahora se beneficia de lo fácil que es comunicarse. Pacientes hay en todos los lugares; enfermedad hay en todos los lugares y talento hay en todos los lugares.

P ¿Aconsejaría que todos nos hagamos descifrar el genoma?

R Einstein decía que dar ejemplo no es una manera de influir en los demás, es la única manera. Y yo, que he descifrado cientos de genomas, no voy a descifrar el mío porque voy a cumplir 60 años, no tengo ninguna enfermedad ni en mi familia las ha habido y para saber que tengo el pelo oscuro no necesito descifrarme el genoma. ¿Qué alguien lo quiere? Es legítimo, pero ahora que aún hay pocos españoles capaces de hacerlo, centrémonos en los enfermos. En esos casos ha de ser obligatorio. En EEUU Obama financió descifrar el genoma de un millón de ciudadanos sanos, y allí se ven predisposiciones, no solo a las enfermedades, también a los talentos: el musical, para subir el Everest, el matemático... Todo está escrito de alguna manera en el lenguaje genómico y en los que surgen de su interacción con el entorno a través de otros otros lenguajes que llamamos epigenoma y metagenoma. Todo esto llegará. Sin duda en un futuro no tan lejano se descifrará el genoma de los niños al nacer. Ahora la prioridad es la enfermedad.

P Los expertos en envejecimiento aparecen mucho en los medios últimamente, ¿se ha vuelto un tema de actualidad?

R Sí. Está empezando a aparecer la idea de que si la tecnología ha llegado donde ha llegado, los humanos tenemos unas capacidades tan extraordinarias que podemos incluso plantearnos la inmortalidad. Hay un gran discusión. Hay grupos con intereses económicos que abonan esta idea, impulsados desde EEUU por sociedades muy ricas, incluyendo grandes empresarios de Google, Facebook,... Seguramente porque son ricos y se han dado cuenta de que lo único que no pueden comprar es más tiempo de vida. Hay mucha información sobre el tema, también mucha desinformación: en medios serios he visto últimamente que se repetía la afirmación de que en 2045 seremos inmortales. Me gustaría que los que lo dicen, bajo una etiqueta de aparente conocimiento, hubieran estado junto a mi padre los últimos meses de su vida, con una enfermedad que lo fue demoliendo física y mentalmente. Me parece obsceno jugar a ser inmortales cuando aún no podemos curar un solo caso de Alzheimer. La ciencia solo tiene significado si encuentra una dimensión social.

P El gerontólogo Audrey de Brey asegura que podremos llegar a evitar el enjecimiento con una inyección

R Lo conozco y le tengo aprecio personal, pero es un provocador. Ése es un mensaje falso. Son mensajes que llaman mucho la atención, pero vete a un laboratorio o a un hospital, a ver dónde están los límites de nuestra ignorancia. ¿Sabes quién ha descubierto el secreto de la inmortalidad? Las células tumorales.

P Son muy resistentes, ¿no podemos aprender de ellas?

R Por eso muchos de los trabajamos en envejecimiento venimos de investigación en oncología. Podemos aprender de esas células, pero no para generar inmortales sino para evitar las enfermedades que ´adelgazan el futuro´, citando al poeta Ángel González, para quien el envejecimiento es ´disolverse en el aire cotidiano´. Queda mucho por hacer, pero hemos avanzado y es para sentirse orgulloso: en cien años hemos duplicado la esperanza de vida en nuestra sociedad. Nuestros días de ahora tienen 29 horas, con cinco de más que hemos ganado al alargar la esperanza. Y eso ya está muy bien, ¿para qué entonces prometer lo que no se puede cumplir?

P ¿Hasta dónde sí es realista decir que se alargará la esperanza de vida, de promedio?

R 122 años, un millón de horas. Jeanne Calment murió en Francia a los 122 años, cinco meses y catorce días; sin reprogramación celular, sin descifrarse el genoma... Un estudio reciente estima que ése es el límite de la especie humana, siempre que te respeten las enfermedades. Cada especie tiene su límite, que es el tiempo en el que puedes mantener el genoma con una cierta estabilidad. Y para eso hace falta tener mecanismos de reparación de los daños de ese sistema con 3.000 millones de piezas. En el rato que llevamos hablando tú y yo hemos sufrido miles de mutaciones y miles de células se han suicidado por el bien común. Y aquí estamos. Los mecanismos de reparación reconstruyen o evitan las mutaciones; los de suicidio celular eliminan las defectuosas; y los de renovación, renuevan los tejidos. Pero hay un momento en que los cimientos no pueden aguantar el edificio. Llegar a 120 años no será algo complejo, en España hay 15.000 centenarios ahora mismo. Y muchos, llegan bien. Es el triunfo de la sanidad pública, el control de las infecciones... Pero para superar los 120 años hará falta algo distinto, una nueva biología. Es posible que el avance de la tecnología construya nuevas formas de vida: el homo sapiens 2.0.

P Al hablar sobre cáncer y tratamientos, hay que ir con cuidado con lo que se dice para no dar falsas esperanzas, ¿ha oído hablar de la presunta estafa que se gestaba sobre un compuesto anticáncer en la UIB?

R Lo he oído, me causó mucha preocupación. Lo que conozco de la universidad española y de la de Balears es que se trabaja con precariedad, pero con mucha honestidad. Sí que trascendió muy mala imagen de la Universitat.

P ¿Y en los ´circuitos oncológicos´ ha oído hablar sobre el producto en sí, el Minerval?

R La ciencia se discute entre pares y en las revistas científicas. Y no valen todas las publicaciones. Ahora es muy fácil, han proliferado las ´revistas depredadoras´ cuyo único fin es servir de vehículo, previo pago, a publicaciones sin revisar. Pero en este mundo se sabe bien quién es y quién no. No conozco en detalle la investigación ni a estos científicos. Aunque aquí en Balears sí conozco a investigadores de indudable prestigio científico, como Luis Quintana Murci, director científico del Instituto Pasteur.

P ¿Qué opina sobre las críticas a las donaciones que Amancio Ortega está haciendo a la sanidad pública para mejorar sus equipamientos contra el cáncer al verlas como "limosnas"?

R Es delicado. De entrada, bienvenido todo lo que sea cubrir las carencias del sistema público. Este tipo de donaciones finalistas son muy frecuentes en EEUU, pero allí van siempre acompañadas de apoyo a largo plazo a la investigación, al conocimiento. Si no, las donaciones solo serán efectivas hasta que haya que renovar los equipos. Aquí en Balears hay ricos, ojalá alguno de ellos apueste por la investigación: sus hijos o sus nietos verán los frutos.

P ¿Cómo evolucionará el cuerpo del ser humano?

R La evolución biológica es lenta, los cambios no se producirán hasta dentro de siglos, pero los habrá: iremos notando que nuestros ojos son más grandes; los dedos pensé que serían más afinados al abandonar los trabajos manuales, pero yendo más allá pienso que igual no se alargarán ya que podremos transmitir información con el pensamiento y quizás el cerebro aumente de tamaño. Todo es especular, pero la evolución fundamental será la cultural, que es horizontal, rápida y muy homogénea. Es lo que transformará nuestro concepto de vida humana.