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Espionaje

El nazismo continuó en Mallorca, según la CIA

En 'Operación Ramona', de la isla surgían las directrices para el retorno "inminente" de los nazis al poder

Acto del partido nazi que se celebró en 1938 en Portals Nous.

La CIA no se limita a consignar en sus informes secretos que Mallorca fue un hervidero de nazis después de la Segunda Guerra Mundial. La central de espionaje, creada precisamente después de la contienda para sustituir a la antigua OSS, señala a la isla como el epicentro del nazismo después de Hitler. Le otorga un papel de encrucijada, que no se limitaba al refugio de figuras tan destacadas de las SS como el legendario Otto Skorzeny, también investigado en su casa de Alcúdia. También servía de plataforma para los proyectos de retomar el poder.

El nazismo continuó en Mallorca después de la guerra, según el informe secreto de Operación Ramona. Este dosier cita explícitamente como residentes en la isla al profesor Hahn y al general Schroth de las SS. Ambos eran dirigentes del "Servicio Internacional (el nombre español para todo el movimiento nazi), que está completa y perfectamente organizado por todo el mundo".

La CIA subraya que los nazis del Servicio Internacional "viajan constantemente a Barcelona y las Baleares, desde estos dos puntos reciben sus instrucciones". Por tanto, Mallorca distaba de ser un lugar de paso. La coordinación del nazismo se desarrollaba sin contratiempos porque "estos individuos confían, en todos su movimientos, en el consentimiento y en ocasiones protección de las autoridades españolas, que reciben recompensas económicas por sus servicios y muchas de las cuales conocen íntimamente a las mujeres de la organización".

De acuerdo con Operación Ramona, datada en 1947, de Mallorca surgían las directrices para "un resurgir del Partido Nazi, que consideran inminente". El texto sagrado de la organización es "el testamento de Hitler, que está en posesión de Martin Bormann en el interior de Argentina". Sin embargo, admitían que "tenían que alterar algo las políticas de Hitler, al ritmo de los acontecimientos internacionales".

En Mallorca no solo buscaban amparo militares nazis, sino también científicos. Sin precisar en qué lugar de España se realizaban los trabajos, la CIA enfatiza que "en su laboratorio, están trabajando muy intensamente en la investigación de la manera de llevar a la práctica la guerra bacteriológica, que consideran más importante que la energía atómica".

Los nazis refugiados en Mallorca "disponen de grandes sumas de dinero y no reparan en gastos". Los documentos de la CIA localizan a varios evadidos, y se concentran en personajes como Hans Dede, sobradamente conocido como cónsul honorario de Alemania en la isla durante la Guerra Civil.

La CIA no tiene la mínima duda sobre la labor de espionaje desarrollada por Dede. Le atribuye un sueldo mensual por su colaboración de 300 marcos de la época. El cónsul honorario había llegado a Mallorca como "empleado" de una empresa privada. Los espías americanos lo etiquetan de "notorio antisemita" y destacan que "intentó lograr la nacionalidad española". Su vida aventurera acabó en las islas Galápagos. La historia de Mallorca se parece demasiado a la literatura.

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