-No hemos hablado del sector de los coches de alquiler...
-No. Y cada vez genera más reclamaciones. El coche es la primera y la última imagen que te llevas de un destino turístico. Por eso no podemos consentir que, por ejemplo, a un cliente le carguen trescientos euros en su tarjeta a los dos semanas de haber vuelto de vacaciones por una arañazo en el coche del que ni siquiera se había percatado. O que tenga que hacer una cola de tres horas para recoger su vehículo al llegar mientras otra compañía le ofrece otro coche sin esperas si paga 40 euros.
-¿Y qué están haciendo para evitar estas situaciones?
-Estamos elaborando un código de buenas prácticas y las empresas que lo cumplan recibirán un sello de la dirección general de Consumo que avale que están haciendo las cosas bien. Hemos hablado con las tres patronales del sector y se trata de una acción transversal en la que estamos implicados nosotros, la dirección general de Turismo y la de Movilidad.
-¿Y a qué obligará este código?
-Entre otras cosas, a que se entregue el vehículo con el depósito lleno y se retorne de la misma manera. No puede ser que te cobren un suplemento de veinticinco euros por el trayecto hasta la gasolinera más cercana por devolverlo vacío.
-¿Qué más?
-Que el horario de atención al cliente sea lo más amplio posible, que no se tengan que devolver las llaves dejándolas en un buzón; Que exista un parte claro de recogida y devolución que evalúe los posibles desperfectos; Que solo te realicen cargos justificados en las tarjetas de crédito. También es importante que no se dupliquen los seguros. Que no contrates un coche con una compañía aérea que te proporcione un seguro que luego no reconoce la empresa de alquiler del vehículo. En definitiva, que el precio inicial sea el real, con todos los gastos obligatorios incluidos.
-¿Estará listo ya para el próximo verano?
-Sí, para la próxima temporada ya lo tendremos regulado.
-El transporte marítimo genera muchas menos quejas que el aéreo pero, ¿recuerda algún caso especial?
-Sí. El de una familia que venía de Ciutadella a Alcúdia y cuyo barco no salió. La compañía no quiso hacerse cargo de los gastos de su traslado hasta Maó, el vuelo a Palma y el coche de alquiler hasta Alcúdia. Y fue sancionada por una falta grave con 20.000 euros. Al final le salió más caro.
