El fiscal Pedro Horrach lanzó ayer un peligroso torpedo a la línea de flotación de Nóos al descalificar la parte de la instrucción relativa a doña Cristina con tanta dureza que podría quedar cuestionado también el resto de la causa.
Horrach no dijo nada nuevo ayer respecto a sus dudas sobre la profesionalidad e imparcialidad del juez Castro y de los tres magistrados de la sala segunda de la Audiencia que decidieron llevar a juicio a la hermana del Rey por dos delitos fiscales, pero esos mismos jueces fueron los que encausaron a los otros acusados, para los que sí el fiscal anticorrupción solicita una condena.
José Castro y los tres jueces de la Audiencia Diego Gómez Reino, Juan Jiménez y Mónica de la Serna se dejaron influir por algunos medios de comunicación para sentar en el banquillo a la exduquesa de Palma, argüye Horrach. ¿Estos cuatro magistrados también fueron manipulados por la prensa en el resto del caso?, podemos preguntarnos.
El fiscal acierta al destacar que en los cinco meses de juicio oral no han aflorado pruebas incriminatorias contra la Infanta, pese a que hoy Virginia López Negrete, abogada de Manos Limpias, mantendrá lo contrario.
Ni Castro ni la sección segunda de la Audiencia son, como es lógico, parte en la vista oral, más la fiscalía actúa como si fueran sus más serios oponentes.
Nóos, o el caso Infanta, han despertado el interés de los medios de comunicación de España y de medio mundo, pero resulta temerario hablar de un juicio paralelo en contra de doña Cristina de Borbón. Y más osado todavía es postular que esa supuesta campaña incriminatoria ha contaminado a cuatro jueces.
Si descontamos el ataque inicial contra los que procesaron a la Infanta, Horrach estuvo brillante y contundente al exponer el rosario de pruebas contra los otros acusados.
