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La fiesta en paz

Con pelucas o coturnos, son la misma cosa

¿Bauzá no ha preguntado a Rodríguez?

Aquel dirigente de los socialistas palmesanos se flageló ante sus correligionarios. "Compañeros, os he fallado", exclamó desde la tribuna de oradores durante aquella asamblea de un lejano verano de 1984. "Pido perdón por mis errores", dijo mientras se le quebraba la voz, quizás porque la confesión para un político de extracción católica, como era su caso, trascendía el sentido de la acción en su mera dimensión humana. Los rudos militantes de la izquierda, unos de nuevo cuño y otros que habían mamado esta ideología desde los tiempos de la República y durante la travesía del desierto que supuso el franquismo, quedaron conmovidos. Se pusieron en pie y prorrumpieron en una salva de aplausos hacia este remedo del hijo pródigo, que abandonó el atril con el rostro desencajado y mirando al suelo.

El que suscribe trabajaba para Radio Popular de Mallorca y se encontraba sentado en la última fila del patio del colegio en el que se celebraba el acto. Quizás porque la asamblea discurría cerca de la emisora, que en aquella época estaba en la calle Seminari, o tal vez por inexperiencia, era el único periodista que seguía el acto. El hombre que unos segundos antes estaba compungido, arrepentido y casi lloroso se acercó a mi silla y en voz baja me dijo: "Los he dejado planchaos". La parte negativa de la anécdota es la lección de hipocresía que acababa de recibir. La positiva es que en aquella época la militancia de los partidos aún consideraba valores estimables el arrepentimiento y la contrición pública.

La comparación con los tiempos actuales es un insulto a la humildad. Los dirigentes de Unió Mallorquina entran uno detrás de otro en la cárcel y ni Francina Armengol ni Aina Calvo ni Francesc Antich ni Biel Barceló se disculpan por haber pactado con el partido en el que era más difícil encontrar un hombre justo que en Sodoma y Gomorra. Por supuesto, los del PP parece que nunca les hubieran conocido ni acordado con ellos el trueque de Can Domenge por Son Espases.

Bárcenas, el tesorero encarcelado al que Rajoy animó a ser fuerte, es convertido en un malvado individual y no en delincuente por cuenta del PP porque, de lo contrario, habría que pedir perdón por mantener el partido con el dinero de unos empresarios que después pasan la factura a todos los españoles. El mismo Bárcenas y Rodrigo de Santos afirman que un empresario pagó la sede del PP balear y el fiscal ha presentado una denuncia para que el juez Castro investigue hasta el día mismo de su jubilación y más allá si se le permitiera. Al ser preguntado por este asunto, a Bauzá solo se le ocurre decir que en aquella época él no presidía el partido.

El PP ha sido condenado a devolver una parte del dinero público que se utilizó para pagar la campaña electoral de 2007 y se muestra oscurantista hasta para reconocer si ha acatado esta sentencia judicial. Jamás entendí como Jaume Matas triplicaba a cualquier otro partido en los recursos que invertía en sus campañas electorales y cuando presentaba las facturas a la Sindicatura de Comptes resultaba que había gastado menos que los demás. Tampoco comprendí que señores doctos en números como los que se supone que integran la institución que fiscaliza las cuentas de partidos y administraciones públicas se tragaran tanta falsedad.

Bauzá ha conocido la declaración de Rodrigo de Santos sobre las comisiones del 3% de los contratistas de obra pública para el PP y afirma que es cosa del pasado. ¿Del pasado? Él se sienta en el despacho de una sede presuntamente pagada con dinero de la corrupción. A unos metros trabaja José María Rodríguez, su aliado para desbancar a Mateo Isern. Detrás de su escaño en el Parlament se ubica el de Mabel Cabrer, consellera constructora de autopistas en la legislatura que va de 2003 a 2007. ¿De verdad que no se siente concernido por lo que ocurrió?

Goethe lo dejó escrito: "Ponte pelucas de millones de bucles, calza tus pies con coturnos [un tipo de calzado con suela de corcho] de una vara de alto y, a pesar de todo, seguirás siendo siempre lo que eres". Y eso vale para los partidos políticos.

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