Los números no cierran con la Infanta. Los comerciantes de los locales aledaños a los juzgados de Vía Alemania ya sabían que iba a ser un sábado difícil, pero la sorpresa es que tampoco los bares se mostraron muy contentos con los resultados en el día de la declaración de la hija del Rey.

En el bar Ciutat de la calle Jeroni Antich, a tan solo unos pasos de la famosa rampa donde este sábado se estrenó doña Cristina de Borbón, unos pocos clientes ocupaban las mesas a las doce del mediodía mientras multitud de periodistas y policías llenaban las calles. "La 'Paca' deja más dinero", asevera el propietario que asegura que los cafés para la prensa no compensan. Cuando la matriarca de Son Banya ha tenido que declarar "han venido cientos de personas y todos han consumido", recuerda. Comparando con las veces que declaró Iñaki Urdangarin, señala que entonces no cortaron la calle, por lo que los vecinos podían pasar por allí libremente. "Hoy hay más seguridad, menos coordinación y todo es muy cutre", afirma decepcionado.

En el lado opuesto, sobre la calle Pere Dezcallar, los dueños del bar S'Oratori también lamentan la pésima jornada. "El día ha ido fatal porque nos han cortado la calle", afirman los dueños. "Hemos hecho la quinta parte de lo que se hizo cuando declaró Urdangarin", comparan y se quejan de que el operativo policial esta vez "ha sido exagerado".

En Es Suprem, el bar justo enfrente de la rampa, han estado más animados. Los periodistas despliegan allí todo su arsenal informático mientras corren los cafés y digieren toda la información. "Hemos notado un ambiente más tranquilo que cuando vino Urdangarin", dice la camarera que recuerda que vivieron aquellos días con "más tensión". Aunque también apunta que para poder atender sin agobio "hoy hay más personal" y cree que la caja no estará mal al final del día.

La encargada de Yerbabuena, sobre la calle Jeroni Antich, también es optimista. "Ha sido un día normal de trabajo", afirma la mujer. En cuanto al control policial, dice que esta vez ha visto a los agentes "menos nerviosos" a diferencia de cuando declaró el marido de la Infanta lo que ayuda a las ventas.

Sin embargo, otros comerciantes del barrio dan por perdido el sábado, como los propietarios de Regalos Capicúa. "Hemos abierto pensando que podrían pasar los clientes, pero con las calles que han cortado hoy solo tenemos gastos", aseguran. "Ya están muy mal las cosas para la venta... y encima ahora esto", se lamentan a la vez que critican el excesivo control policial. "La semana pasada han venido a pedir nuestros nombres y DNI, pero no supieron decirnos que calles cortarían; nos hemos enterado esta misma mañana", se quejan como el resto de vecinos.

También ha sido un día "muy flojo de ventas" en el supermercado Aprop. Los vecinos ya "nos avisaron que no vendrían, pero se ha notado mucho la falta de clientes hoy", asegura el cajero. Una jornada con pocas ganancias cuando quizás podrían haber hecho 'negocio' con la Infanta.