El Govern no se ha limitado a prohibir que en Mallorca pueda ondear una bandera alemana, por citar la nacionalidad propietaria de la mitad del territorio insular. Bauzá ha introducido la predemocrática Ley de Símbolos o Chirimbolos en positivo, exhibiendo el modelo de comportamiento que debe regir en los centros de enseñanza de la comunidad.

Antonio Gómez es el símbolo de ley del Govern de la Ley de Símbolos. El vicepresident de Mayordomía simboliza la política del ejecutivo como urbanizador de Lluc. No sólo respeta el templo de la mallorquinidad, aspira a mejorarlo con unas decenas de adosados. Por tanto, el retrato oficial del número dos de Bauzá será el único admisible en los centros educativos. Sus fachadas mostrarán la efigie de Gómez en pancartas de diez metros, sobrantes de las pagadas oscuramente por el PP en la campaña de 2007.

Para resaltar el papel simbólico de Gómez, se editarán sus discursos completos en castellano trilingüe. Estos textos de mérito incalculable serán memorizados por el alumnado como un nuevo Corán. El desmenuzamiento de la prosa del vicepresident permitirá extraer las perlas de sabiduría que sazonan sus reflexiones, véase su erudita y encendida réplica sanchopancesca a Antoni Pastor.

En un sonoro bofetón a sus detractores, el simbólico Gómez ha demostrado que distingue a Sancho Panza de Don Quijote, o incluso de Rocinante. Para celebrar la entrada en vigor de la Ley de Símbolos, el Govern aporrea con idéntico vigor a un díscolo director de instituto en Marratxí. Al igual que otro clásico, ahora ´Casablanca´, se arresta a los sospechosos habituales para simular fortaleza. El expediente se saldará con una sanción económica, una parte de la cual será canalizada por el Govern Bauzá a la farmacia Bauzá. Otro símbolo.