"Una niña de doce años está en su peso, para la altura media fijada en su edad, con 45 kilos. Tiene sobrepeso con 55 y es obesa con 65", revela Manuel Moñino, presidente del Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de Balears (CODNIB), que también alerta de que el impacto de las campañas de marketing de comidas-basura es más acentuado entre los niños y los jóvenes, por lo que considera que las autoridades deberían modularlas.

De la misma manera, constata que existe más riesgo de ser obeso en los niños y miembros de familias con bajo poder adquisitivo, "en las que se come peor ya que los alimentos ricos en grasas y azúcares son más baratos que los saludables".

Por ello concluye Moñino que los casos de malnutrición, término que recalca que define comer mal y que no hay que confundir con desnutrición, que implica no comer lo mínimo necesario, son más comunes en los entornos de bajo poder adquisitivo y bajo nivel cultural.

"Y esta situación se agrava cuando no hay dinero para pagar el comedor escolar, porque evita que los niños tengan al menos una comida saludable al día y comen en sus casas unos alimentos más ricos en grasas, azúcares y sal. En definitiva, menos recomendables", prosigue Moñino.

El presidente del CODNIB también advierte de que los riesgos de que se den casos de desnutrición se acentúan en periodos de crisis económica por lo que emplaza a las autoridades a garantizar que los menores tengan acceso al menos a una comida organizada. "En estos momentos se están pagando becas de comedor de hace dos años y empresas de catering que dan servicio a los colegios públicos están cerrando por impagos. Y a las pequeños de las familias más necesitadas se les debería garantizar no solo una comida organizada, sino incluso un desayuno y una merienda equilibrada en el centro escolar", recomienda Moñino.