El Consell de Mallorca destinará este año 500.000 euros para evitar que unos 20.000 ciudadanos con dificultades económicas pierdan su vivienda habitual, bien porque su casa está embargada, hipotecada o pagan un alquiler y pasan por dificultades.

La presidenta del Consell de Mallorca, Maria Salom, ha presentado hoy un convenio de colaboración con la Cruz Roja para ayudar a estas personas que se encuentran en la "frontera de la exclusión social" al peligrar la estancia en su propio hogar, ha dicho el presidente de la ONG en Baleares, Miquel Alenyà.

Se trata de una necesidad "urgentísima", ha advertido Alenyà, que ha explicado que muchas de estas personas pertenecían hasta hace poco a la clase media y la crisis las ha abocado al punto de perder su lugar de residencia. "Muchos de ellos viven esta situación de una manera muy disimulada y visten con normalidad, pero se encuentran en una situación de pre-exclusión social", ha añadido.

La presidenta del Instituto Mallorquín de Asuntos Sociales (IMAS), Catalina Cirer, ha señalado que se ha optado por este programa, denominado "Espai", porque cuenta con una partida económica concreta para atender diversas problemáticas, más allá de las personas que tienen dificultad para pagar la hipoteca a su banco.

Este convenio prevé que cada quince días se reúnan los responsables del IMAS, de Cruz Roja y de la Plataforma de Afectados por las Hipotecas para analizar la concesión de estas ayudas, de las que también se pueden beneficiar, por ejemplo, unos padres que han avalado la vivienda de un hijo y que no pueden afrontar esta obligación.

La presidenta de la institución ha mostrado su satisfacción por este acuerdo y ha resaltado que, debido a la coyuntura actual, el 40 % del presupuesto del Consell de Mallorca está dedicado exclusivamente al área social.

También se ha referido a la necesidad de hacer frente a esta problemática como es la posibilidad de perder el hogar, lo que genera problemas de ansiedad, frustración, desánimo o incluso el suicidio en algunos casos.

Salom ha resaltado la comprobada experiencia que tiene la Cruz Roja en el ámbito social y su "perfecto conocimiento" de la realidad mallorquina.

Alenyà ha dicho que en estos momentos la Cruz Roja está recuperando programas de ayuda de hace 30 ó 40 años, pero es "necesario" responder a estos problemas de "muchas personas con rostro".

Por otra parte, Alenyà, como experto analista económico, ha manifestado su esperanza porque en su opinión se está llegando al final de la crisis económica y existen "perspectivas de cambio", aunque ha advertido de que este proceso puede ser lento.

También ha constatado que la organización que preside y sus profesionales y voluntarios no se han encontrado con personas en Baleares que estén desnutridas, aunque sí malnutridas, por lo que continuamente ofrecen formación y consejos para que adquieran hábitos de una alimentación saludable.

Aunque los almacenes de alimentos de la Cruz Roja en Baleares se vacían continuamente debido las necesidades, también se reponen con celeridad porque la sociedad balear es "muy solidaria", ha destacado.

Con esta crisis, la Cruz Roja en las islas ha aumentado su número de socios hasta los 22.000, y también dispone de más voluntarios.