Un hospital resolutivo, con más tecnología, con una planta sólo para urgencias, con habitaciones más amplias y con una clara apuesta por la reducción de la estancia de los pacientes. Son sólo algunas características que definen un hospital del siglo XXI, sólo unas pinceladas sobre el futuro Son Espases. La instalación marcará un hito en la historia de la sanidad balear, como lo hizo Son Dureta 55 años atrás. De eso, no hay duda. ¿Y en cifras? El cálculo global es difícil de obtener, sobre todo, porque se trata de una concesión a 30 años pero, según Ib-Salut, el coste aproximado, a día de hoy, es de 628.628.150 euros.

¿Que ganamos con Son Espases? Espacio, comodidad, funcionalidad y modernidad. Todo ello combinado con la tecnología más vanguardista. La primera diferencia se detecta a simple vista, la infraestructura. Obvio. Un centro data de 1955 y el otro de 2010. El tamaño habla por sí solo. El solar de Son Espases es 2,3 veces mayor que Son Dureta, abarca 217.647 metros cuadrados Comparando las cifras de la edificación, el cambio se distingue fácilmente: hay cien mil metros cuadrados más. En total, 171.462 metros cuadrados. Son Dureta es un hospital-pabellón, sin conexión entre edificios. "Ya no se hacen hospitales pabellonales", indica. En el nuevo, las áreas están conectadas. Eso sí, desaparecerá el edificio materno-infantil. Mientras el Ib-Salut defiende que se aboga por una mayor integración entre los diferentes profesionales, los pediatras exigen una área específica y separada del resto para los niños. "Se perderá un punto de calidad", advierten.

El confort se notará desde el primer momento en que uno llegue a Son Dureta II. No habrá que buscar aparcamiento, ni dejar el coche lejos del complejo. La superficie para que pacientes, visitantes y trabajadores puedan estacionar su vehículo asciende a los 34.384 metros cuadrados. Traducido en plazas: 2.326. Si uno se dirige a Urgencias encontrará un fácil acceso porque un vial contornea el edificio y permitirá a los indispuestos bajar del coche justo en la puerta. Lo mismo para los que se dirijan a las consultas. Ya no habrá que pedir permiso para acceder a las instalaciones y pasar con el vehículo hasta la puerta para que baje el enfermo con movilidad reducida.

"El nuevo hospital será un espacio de excelencia en asistencia sanitaria", afirman desde Salud. De las obsoletas y tristes habitaciones de Son Dureta se pasará a unos amplios, modernos y coloridos cuartos con entradas más amplias. El número de camas es similar, 841. La mejora sustancial reside en que la mitad estarán en habitaciones individuales. "Son Dureta no se lo puede permitir", incide el director general de Gestión y Planificación del Ib-Salut, Manuel Palomino. Asimismo se incrementa la ratio por metro cuadrado de las habitaciones. Cuando a uno le ingresan es porque algo malo ocurre pero si el confort acompaña, la estancia se hace más grata y los profesionales trabajan más a gusto. En su interior, las instalaciones ganarán en luminosidad, atractivo y claridad. Cada planta se asociará a un determinado color para que los usuarios se ubiquen mejor, detalla Palomino, quien añade que cada una de ellas tendrá la misma distribución.

Los pros en asistencia sanitaria también se notarán una vez esté en funcionamiento Son Dureta II. De momento, las cifras y la distribución del espacio indican que así será: Urgencias se multiplica por cinco. De los 1.600 metros cuadrados actuales se pasa a los 5.200. De hecho, habrá una planta exclusiva para esta área. Pediatría también incrementa sustancialmente su tamaño al comprender 1.900 metros cuadrados, un espacio que se multiplica por siete si se compara con las actuales infraestructuras. La zona de consultas casi se triplica ya que la futura instalación reserva 10.100 metros cuadrados a esta área. Se destinan tres mil metros cuadrados más para quirófanos, un espacio que ocupará nueve mil metros cuadrados. Habrá una nueva área de intensivos cardiológicos y más espacio para curas críticas y UCI pediátrica. Los investigadores serán uno de los que más notarán el cambio de ubicación. "¡Tendrán edificio propio!", resalta Palomino ya que dispondrán de diez mil metros cuadrados de laboratorio.

"El actual hospital no puede tener la tecnología que debería tener por falta de espacio", reconoce el director general de Gestión y Planificación. Una deficiencia que se corregirá con las nuevas instalaciones que contarán con "la tecnología más puntera": cuatro unidades de resonancias magnéticas, cuatro aceleradores lineales (para radioterapia), tres unidades de gammacámaras, cuatro TAC´s y una PEC-TAC (para detectar un cáncer). Todas estas técnicas convertirán, remarca Palomino, Son Espases en "un hospital más resolutivo". "Dispondremos de mucha más tecnología para resolver los casos clínicos". Estos mecanismos permitirán detectar las dolencias con mayor rapidez. Ello permitirá cumplir el objetivo con el que nace: reducir la estancia de los pacientes con una atención orientada a procesos asistenciales y basado en consultas de alta resolución. Palomino apunta que en abril empezarán a instalarse las máquinas en el edificio de Son Espases.

Un mayor compromiso con los ciudadanos y con el sistema sanitario, los mejores profesionales y medios necesarios y un modelo de organización asistencial centrado en la gestión clínica son los pasos que seguirá el nuevo centro de referencia, según la conselleria de Salud.

¿Y el impacto visual? Pues bien, el Consell de Mallorca intentará reducirlo. Un bosque permitirá tapar parcialmente el hospital desde el monasterio de La Real. El plan de recuperación paisajística del entorno rural prevé sembrar pinos y encinas. El impacto de la infraestructura también disminuirá con el soterramiento de un kilómetro del Camí dels Reis, el que abarca desde la rotonda de la carretera de Valldemossa hasta la rotonda de la de Establiments, para que el tráfico pesado no circule por allí. Esta actuación pretende ruralizar el entorno.

A pocos meses del traslado, la conselleria de Salud y todos los implicados en el nuevo proyecto trabajarán a contrarreloj para que en octubre el nuevo complejo hospitalario esté listo. ¿Llegarán a tiempo? En ocho meses se sabrá.