­Lejos de apaciguarse, las aguas bajan más turbulentas que nunca en el gigante mar tecnológico de la coreana Samsung. La compañía que ha dominado el mercado tecnológico en los últimos años y la única que ha sido capaz de tutear a Apple, al menos en lo que a ventas se refiere, se enfrenta a una profunda reestructuración que podría llevarles a perder parte del poderío acumulado en los últimos años.

El problema sufrido con las baterías de su último -y ya desaparecido- Galaxy Note 7 ha provocado que las ventas de teléfonos inteligentes durante el tercer cuarto de 2016 cayeran un 14% interanual según Gartner. Pese a que el trimestre se inició de forma positiva, el desastre del Galaxy Note 7 supuso que la tendencia se girara por completo y la caída final fuera incluso mayor que la del cuarto trimestre de 2014, cuando las ventas descendieron un 12%.

A consecuencia de toda esta situación, Samsung publicará un informe final antes de final de año explicando cuáles han sido los motivos que han propiciado las explosiones e incendios en sus Galaxy Note 7, según The Korea Herald. El rotativo coreano informó esta semana que el gigante tecnológico ha iniciado una investigación en colaboración con las autoridades coreanas y estadounidenses para averiguar el fallo de los dispositivos.

En una carta pública enviada por la compañía a varios medios norteamericanos a principios de noviembre Samsung dijo que la investigación "será concienzuda e incluirá a algunos de los mejores expertos y técnicos independientes del mundo que nos ayudarán a validar nuestro trabajo".

Para colmo de males, Gregory Lee, presidente de Samsung Electronics North America, afirmó en una entrevista que la división de dispositivos ponibles -relojes inteligentes- necesita ayuda para aumentar ventas.