Para el secretario de la patronal inmobiliaria G-14, Pedro Pérez, el repunte experimentado en marzo frente a febrero "no tiene significación", por lo que no considera que vaya a suponer un cambio de tendencia, sobre todo teniendo en cuenta que la evolución interanual sigue siendo negativa.

De acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la compraventa de vivienda acumula una caída del 34,2 por ciento en el primer trimestre del año frente al mismo periodo del año anterior, en tanto que si se compara marzo de 2009 con marzo de 2008, la caída es del 24,3 por ciento.

En opinión de Pedro Pérez, la evolución de este indicador seguirá siendo decreciente, ya que estima que en 2009 únicamente se venderán entre 200.000 y 220.000 viviendas nuevas.

En la misma línea se manifestó el codirector del Máster de Empresas Inmobiliarias de la UNED Julio Gil, para quien el repunte mensual de marzo tiene un condicionante estacional -febrero es más corto-, por lo que no cree que se pueda pensar en un cambio de tendencia.

A su juicio, la tendencia decreciente no se ha roto sino que continúa, y así seguirá en los próximos meses.

El hecho de que las transacciones sobre vivienda nueva no caigan tanto como las de usada se explica, según Gil, en que la estadística recoge las operaciones escrituradas, por lo que todavía se están formalizando ventas que se pactaron a principios de 2008 o incluso en 2007.

En este sentido, señaló que fue en julio de 2008 cuando comenzó a caer más bruscamente la venta de viviendas, lo cual tendrá necesariamente su reflejo en la estadística a lo largo de 2009.

Por el contrario, el director del área de investigación del Instituto de Práctica Empresarial (IPE), José Antonio Pérez, cree que realmente se está produciendo un punto de inflexión y que habrá un cambio de inercia en el sector inmobiliario.

Según explicó, en el mercado están repuntado las preventas de vivienda nueva, algo que si se mantiene hasta el verano, provocaría un cambio de tendencia de aquí a final de año.

A su juicio, el cambio estaría también apoyado en una bajada de los tipos de interés, que permite reducir las cuotas hipotecarias, y en un aumento de la concesión de crédito por parte de las entidades financieras.