Daniel Craig, el último Bond, James Bond, ha cambiado el estilo del personaje haciéndolo más humano, transformando su manera de actuar y acercándolo al público. Con Craig sabemos que Bond, James Bond, también sufre.
Rhodes, James Rhodes es a los recitales lo que Craig es a 007. El pianista inglés ha transformado la liturgia y el protocolo, acercando el instrumentista al público. Con Rhodes, Jame Rhodes desaparecen los corsés, el academicismo brilla por su ausencia. Incluso la etiqueta en el vestir cambia: del frac se pasa a los vaqueros con sudadera y deportivas.
Cosa de agradecer, pues ese cambio de ritual hace que mil personas, muchas de las cuales nunca irían a un recital de Baremboim o de Lang Lang, se levanten de su asiento y aplaudan a rabiar después de una Partita de Bach, pidiendo más y más. Y Rhodes, James Rhodes, con semblante tímido les concede el deseo y les ofrece la transcripción para piano de Mio Babbino caro de Puccini.
-Pero, díganos, ¿Cómo toca el piano?
Toca bien, sin duda. Su pulsación es más que correcta, fina incluso en los momentos delicados y su manera de situarse frente al piano un tanto atípica. Faltaría más. Usa el pedal a su manera, pero lo hace de forma coherente, para resaltar o no los finales.
Bach es un milagro, decía Pau Casals. Para Rhodes también, pues el compositor alemán cambió la vida del intérprete, convirtiéndolo en lo que es, un buen pianista que sabe conectar con el gran público, el público que un día después llenará el mismo teatro u otro, da igual, con las canciones del artista pop de moda.
Rhodes, James Rhodes, que tiene apellido de piano (Harold Rhodes creó un instrumento portátil durante la segunda guerra mundial) lleva la música en la sangre, no hay duda; y, lo que es muy importante, lo demuestra sin aspavientos, de forma humilde.
James Rhodes
Trui Teatre de Palma
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piano: James Rhodes. Obras de: Bach, Chopin y Gluck. Fecha: 04-06-17
