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Entrevista

Joaquim Garcia: "El melómano se extingue porque no hay relevo generacional"

"Escuchar clásica aún no está bien visto, no es algo cotidiano como en otros países de Europa"

Joaquim Garcia, frente a Tot Clàssic, en la calle Missió. b. ramon

Joaquim Garcia, 50 años, es una enciclopedia de música clásica. Analiza el panorama del género y los motivos del cierre de su tienda, Tot Clàssic, mientra suena Pau Casals interpretado por su discípulo Lluís Claret. “¿Y ahora qué?” “Pues a buscar trabajo”, confiesa el melómano catalán que abrió el establecimiento palmesano en el año 2000.

-¿Por qué ha tomado la decisión de echar el cierre?

-Hace bastantes meses que las ventas han caído. Y hemos recortado todo tipo de gastos y costes en la tienda. Desde hace dos años, nos trasladamos a este local de la calle Missió para pagar menos alquiler. Estábamos en la Costa de sa Pols. Y lo que allí pagábamos ya no era asumible. Pero ha llegado un momento en que la caída de ventas nos ha obligado a cerrar.

-¿Han intentado abrirse a otros mercados?

-Hemos tenido contactos con melómanos de la península, hemos intentado sacar el producto y hacer valer mis conocimientos y experiencia para asesorar, que es en lo que podríamos diferenciarnos de las tiendas en internet. Pero en la península también se ha ido perdiendo la figura del melómano. Se ha ido extinguiendo sin recambio generacional. No hay público joven al que le interese la clásica y que la consuma.

-Si hay más alumnos que nunca en el Conservatorio y menos demanda de clásica, ¿qué está fallando en la cadena?

-Es cierto que nunca ha habido tantos alumnos como ahora. Sin embargo, socialmente, escuchar música clásica aún no está bien visto en el sentido de ser algo cotidiano y normal, como sucede en otros países de Europa. Aquí vemos todavía que el malo de las películas es el que escucha música clásica. O pensamos que cuando alguien escucha música clásica es un aburrido o una persona desfasada.

-Por otra parte, las temporadas de ópera en el Principal llenan.

-Siempre. Pero es un acto social, no va más allá de eso porque luego no compran música. Sólo basta ver lo poco crítico que es el público con lo que le ofrecen. En general, faltan conocimientos. Pero debo decir que hay gente en la isla que sí tiene muchos. Y que va a Berlín o a Viena a grandes conciertos y que tienen una discografía muy buena en casa.“Lo único en que podemos diferenciarnos de grandes tiendas ‘online’ es en los conocimientos”

-¿Ha probado trabajar con vinilo?

-No. La verdad es que el cedé ha tratado muy bien a la clásica. Y todo lo que ha buscado el melómano lo ha encontrado en cedé. Y la comodidad es excepcional: el espacio que ocupa, el peso o la calidad del sonido, que es mejor. No negaré que el sonido de un violín en un vinilo el cedé a veces no lo puede dar. El del vinilo es un sonido más metálico.

-¿Probó de abrir tienda online?

-Lo intentamos, pero es una lucha de David contra Goliat. Y las otras tiendas que hay que venden por internet pueden dar los transportes gratuitos. Nosotros también estamos penalizados porque estamos en una isla, en la periferia. Y eso es sangrante. Tienes que competir con gigantes como Amazon y otras tiendas especializadas en clásica de Europa. Y lo que ofrecen, lo dan a unos precios que yo no puedo poner. Además, tengo que competir online con la misma discográfica que a mí me vende el género, porque él también lo vende por la web a un precio más bajo. Es una lucha perdida. Lo único en que podemos diferenciarnos del resto es en los conocimientos.

-¿De dónde le vienen esos conocimientos y afición?

-Me ha gustado la música desde siempre. Cuando regresé del Servicio Militar, decidí que quería estar cerca de la música. Y trabajé en tiendas de música en Barcelona y me ficharon aquí en Mallorca, en Surcos, cuando se jubiló el señor que llevaba la sección de Clásica. Llegué a la isla en el 95. Y en el 2000 monté mi propia tienda.

-¿Por qué fases ha pasado la tienda?

-En 2000 ya existía internet, pero se impuso fuerte en la isla a partir de 2003, con el mp3. Con lo que sí tuvimos que convivir mucho es con el pirateo y el top manta. También teníamos que competir con los grandes almacenes que tenían una sección de clásica brutal. Pese a ello, pudimos tirar hacia adelante y captar al público.

-¿Cuáles fueron los mejores años?

-2003, 2004 y 2005; es decir, cuando ya llevábamos aquí una trayectoria y nos conocían.

-¿Llegó a convertirse Tot Clàssic en el punto de encuentro de los melómanos?

-Sí. Nosotros fuimos unos de los impulsores de los Amics de l’ Òpera. La tienda fue sede dels Amics desde sus inicios y yo fui uno de los fundadores. Se hacían tertulias musicales muy buenas en la tienda. Fueron unos años muy fértiles.

-¿Cómo se perdió eso?

-La gente se ha ido haciendo mayor. Se me han muerto, literalmente, los clientes. Ahora me quedan pocos, hay algunos jóvenes, pero no son suficientes. También, cuando empezamos al principio, teníamos más jazz y música étnica o músicas del mundo. Éramos los que más teníamos de la isla. Y había público. Ahora es impensable que alguien se compre un disco de música siria o de pigmeos aka.

-¿Internet ha traído empobrecimiento?

-Sí. Es lo que yo veo. Está todo hecho para vender y no para que tú puedas desarrollar una curiosidad.

-¿Ha pensado en algún momento tener un programa de radio?

-Es que no tengo más tiempo. Son seis días aquí. Y luego después de atender al público tienes otro trabajo detrás: facturas, pedidos, preparar encargos, discografías y continuar informándome. Debo leerme las cinco revistas de clásica que hay.

-¿Trabaja solo?

-Sí. A veces me ayuda mi mujer si he de hacer alguna gestión fuera. Pero siempre solo. No me daba para tener empleados. Han sido 16 años. Hemos sido la última tienda de clásica de España. Había otra en San Sebastián, pero el señor se jubiló en 2014. Somos también una de las pocas del sur de Europa. Quedan dos en Italia, pero muy pequeñitas y frágiles. Y son tiendas que hacen compra y venta. Tienen poco producto nuevo. Es la forma de sobrevivir.

-¿Y usted no se lo planteó?

-Sí, pero es otro tipo de negocio que no acaba de ir conmigo. Mira, lo curioso es que la venta de música clásica en Europa está subiendo. Nunca había habido tantos sellos discográficos con un producto tan bien acabado, tan artesanal, tan bien hecho, con unos músicos tan bien preparados y especialistas en lo que interpretan. En cambio, en el sur de Europa la clásica está muerta en el sentido de que hay un ecosistema que se encuentra con carencias y dificultades. Y todo porque ha habido un empobrecimiento de las instituciones y también a nivel social y de educación.

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