Las siete en punto. A esa hora exacta Abel Matutes Prats, el único hijo varón de Abel Matutes, y su novia, la norteamericana Linda Scaperotto, se convertían en marido y mujer en Eivissa. Él le juró amor eterno en castellano mientras que ella hizo lo propio en su lengua materna, el inglés, ante las algo más de 300 personas que acudieron a la ceremonia que se celebró ayer por la tarde en la catedral y que ofició el obispo de Eivissa, Vicente Juan Segura. Entre los invitados se encontraban el ex presidente del gobierno José María Aznar, que acudió acompañado de su mujer, Ana Botella, el presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy, también con su mujer, Elvira Fernández, y el ex ministro del Interior y cabeza de lista del PP en las últimas elecciones europeas, Jaime Mayor Oreja, que acudió con su esposa, Isabel Bastida.

Los primeros invitados habían llegado a las cinco y media de la tarde (la boda estaba prevista a las seis) en los autobuses habilitados por las familias de los novios. Todos agradecieron el abanico color crema con las iniciales de los contrayentes que les obsequiaron en la entrada del templo, y es que subir por es Soto Fosc (ellas con tacones y ellos con traje y corbata) a media tarde les había dejado bastante acalorados. El agua bendita jamás había hecho tanto honor a su nombre. Santiguarse sirvió ayer a muchos para refrescarse. El ex jefe de la casa del Rey, Fernando Almansa, fue uno de los primeros en llegar y no dudó en echar una mano a los empleados de confianza de la familia Matutes a la hora de atender a los otros invitados. El novio llegó conduciendo su propio coche (un BMW azul marino descapotable) y acompañado de su madre, Nieves Prats. Él lucía un clásico chaqué al que dio un estilo más veraniego con un chaleco en azul muy claro y una corbata granate con un pequeño estampado de puntos blancos. La madrina optó por un vaporoso vestido largo en tonos lilas y verdes, zapatos y bolso en color cobre y su clásico moño. Linda se hizo esperar. Veinte minutos, para ser exactos. Su llegada en el Mercedes de Abel Matutes padre (que todavía lleva una pegatina a favor de las autopistas) fue el momento más esperado de la tarde. Su padrastro y padrino, David Vandever, la ayudó a salir del vehículo. Invitados y curiosos que se habían acercado hasta la catedral admiraron el sencillo vestido de la novia, de la firma madrileña Navascués. El banquete se celebró en el hotel Palladium, en Platja den Bossa.