Una de cada dos españolas reconoce evitar determinados lugares por miedo a sufrir algún tipo de agresión, según la Agencia Europea de los Derechos Fundamentales. Un temor que se ha traducido en una reivindicación feminista que se sustenta en las múltiples denuncias interpuestas en todo el país, la última ha ocurrido en Zaragoza donde una mujer ha sido abordada y violada en la zona del Canal Imperial. El autor, A. T., de origen magrebí y de 21 años, ha sido detenido.

La agresión sexual se produjo cuando la víctima iba de camino a su trabajo de madrugada. Nunca había sufrido algo así hasta que en la mañana del pasado día 25 un joven salió de forma sorpresiva de los matorrales que rodean el canal. Sin poder reaccionar la víctima, según pudo saber EL PERIÓDICO, A. T., esgrimió un arma blanca con la que le obligó en un primer momento a que le realizara una serie de tocamientos y posteriormente la violó con extrema violenciaPero el ataque no quedó ahí, ya que el presunto agresor le obligó a darle su teléfono móvil, así como la clave de desbloqueo. Incluso llegó a comprobar que no le mentía y se fue corriendo.

Unos hechos que fueron denunciados por la víctima ese mismo día. Se presentó en las dependencias de la Unidad de Familia y Mujer (UFAM) de la Jefatura Superior de Policía de Aragón, junto a su marido. Allí, además de contar lo ocurrido, entregó una muestra biológica del sospechoso por si podía constituir una prueba. Nada más lejos de la realidad, ya que estos vestigios ya están en el Laboratorio de Criminalística de la Policía Nacional para analizar el perfil genético del supuesto autor.

De forma inmediata y ante la gravedad de los hechos, la UFAM activó un dispositivo de búsqueda para tratar de identificar, localizar y detener al violador. Dos días después fue arrestado gracias a una investigación en la que fue fundamental el reconocimiento realizado por la mujer y el estudio de las cámaras de seguridad de la zona, en especial del portal del edificio en el que A. T. residía. Como detalle, según estas mismas fuentes, los policías encargados de esta investigación destacan en su atestado que cuando el joven abandonó su casa no llevaba ningún bulto en los bolsillos, si bien a su regreso sí lo llevaba. Es más, en el momento del arresto, llevaba consigo el terminal móvil de la víctima. Todas estas pruebas llevaron al magistrado suplente del Juzgado de Instrucción número 4 de Zaragoza, en funciones de guardia, a acordar la prisión provisional del sospechoso 48 horas después de su arresto.

El propio juez destacó en el auto que existen indicios que apuntan a la autoría del veinteañero y se apoya especialmente en el atestado realizado por al UFAM que valora en su resolución a la hora de acordar la medida cautelar. Asimismo, el magistrado señaló la necesidad de «proteger bienes e intereses jurídicos de la víctima que sufrió un asalto de inusitada violencia».

«Fue violada y robada por el mismo sujeto por miedo de la amenaza, lo que denota la existencia de una inusitada actuación criminal del detenido que debe frenarse para evitar la eventual reiteración delictiva», añadió el juez que acordó que A. T. ingresara provisionalmente en el centro penitenciario de Zuera donde permanece a día de hoy. Esta agresión sexual se produjo en paralelo a otra sufrida por una menor en la que el agresor fue un joven de 19 años que también está en la cárcel. La violación denunciada por una chica de 16 años se produjo presuntamente en casa del detenido, en el zaragozano barrio de Torrero. No obstante, la menor pidió ayuda una vez había salido de ese domicilio, cuando caminaba por la ribera del Canal Imperial, cerca del paso superior de la Z-30.