Sobre las cuatro y media de la tarde del domingo, Xisco Gràcia llamó a la Guardia Civil para pedir ayuda ante el incidente que había sufrido el espeleobuceador Miquel Perelló en la Cova de sa Gleda.

Perelló se encontraba a unos 1.500 metros de la salida, en la Sala del Tub, en una red de intrincadas galerías.