Pareció exagerado el kit que la Unión Europea aconsejaba hace un mes destinado a sobrevivir a guerras, crisis sanitarias, catástrofes naturales y ataques cibernéticos, pero tanta preparación no contaba con este apagón general. En la mochila de supervivencia se debían incluir objetos que, hoy, seguro que muchos echan en falta, como las pilas. También se pedían cerillas o mecheros, y alguno sigue a oscuras. Poca gracia les ha hecho a los que no tenían el móvil cargado o baterías externas. Otra prioridad, tener dinero en efectivo, y pocos suelen ser los que llevan algo suelto en el bolsillo. Parece que cualquier prevención se queda corta con tantas crisis inesperadas.
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