La Fundación ANAR nos golpea con el estudio de las denuncias recibidas en su teléfono. Sus casos de abuso sexual a menores han crecido un 300 por cien desde 2008. Denuncias agrabados por el confinamiento y con la tecnología más presente. Además con una pornografía accesible en la red, se han quintuplicando las agresiones llamadas "en manada". Las niñas y adolescentes son víctimas mayoritarias. Y los agresores, varones principalmente, proceden del entorno familiar. Los propios menores revelan el abuso pero solo un 10% denuncia.