Parte de nuestra calidad de vida actual depende de los semiconductores. Están en coches, teléfonos, biomedicina y un largo etcétera. Hasta ahora en España nos limitamos a diseñarlos y la fabricación se hace en países como Corea del Sur o Taiwan. Esa dependencia la hemos sufrido con la crisis de suministro mundial. La inversión pública que acaba de aprobar el Gobierno pretende revertir esa situación, situándose en la vanguardia de los proyectos. El presidente del Gobierno se ha reunido en Davos con varias empresas punteras del sector para atraerlas hacia nuestro país. Porque los más de 12 mil millones de euros de inversión pública pretenden ser un complemento a la inversión privada. Pero no todo es fabricar, falta personal cualificado y retener el talento.