Insaciable, esta nueva corriente de lava avanza en su ruta destructiva. Llega hasta la localidad de Todoque y devora algunas casas que todavía resistían. Viviendas que se deshacen entre las llamas y ante el alcance de una colada que discurre más rápidamente. A trescientos metros por hora, en su zona más fluida, bastan cinco minutos para que esa casa verde. Inunda la carretera y sepulta coches que quedaron abandonados.