Tomás le dijo a Beatriz que no volvería a ver a las niñas. Quería vengarse de la madre. No soportaba verla con otra pareja y perder el control de sus hijas. Proyectaba una imagen de joven triunfador, orgulloso de su familia y siempre rodeado de amigos. Nadie le veía capaz de hacerlas daño a las niñas ni siquiera cuando desaparecieron. Pero bajo esa fachada se escondía otra personalidad. Es la forma de violencia machista más extrema: la violencia vicaria. Cometió estos crímenes con un único propósito: arrebatarle a la madre lo que más quiere para causarle el mayor sufrimiento posible. La mayoría de los maltratadores que matan a sus hijos acaban quitándose la vida.