Los problemas de Abengoa venían de hace años. Con sus trabajadores en guardia permanente ante el temor a despidos, desde que en 2015 se destapó una deuda ingente. Tras años de rescates, reestructuraciones y aplazamientos, la tecnológica andaluza se rinde. Sin posibilidad de hacer frente a sus 6.000 millones de deuda, protagoniza la segunda mayor suspensión de pagos de la historia. Solo por detrás de la contructora Martinsa Fadesa. La mayor preocupación ahora es qué va a pasar con sus más de 13.500 trabajadores en todo el mundo. 2.500 están en España. Desde el Gobierno confían en que el concurso de acreedores no sea el final de Abengoa y que el administrador concursal encuentre un nuevo inversor. La Junta de Andalucía también espera que se presente un plan de viabilidad de futuro para la compañía andaluza.