1704. Una flota angloholandesa asedia el Peñón. En un sólo día cae en manos británicas. Nueve años después el Tratado de Utrecht reconoce la soberanía británica de la Roca, pero sólo de la ciudad, del castillo y del puerto, no de las aguas territoriales. ¿Por qué? Porque ese concepto no existía entonces. De ahí viene el desencuentro. Tres siglos después, España se sigue aferrando a ese Tratado para defender que esas aguas son suyas. Pero los británicos no piensan igual, utilizan el derecho internacional actual para reclamar 3 millas de costa. Según ellos, tener el territorio supone, automáticamente, tener ese derecho. Este viejo contencioso ha pasado por momentos de tolerancia mutua y otros de mucha tensión, como los que se vivieron en mayo del año pasado. Los pescadores españoles tuvieron que salir a faenar escoltados por la Guardia Civil, ante las amenazas y el acoso de la