La joven alemana Juliana Miksch grabó parte de la discusión con su teléfono móvil. En ella se ve cómo el conductor del autobús la acusa en tono airado de no estar impedida, ya que ella le mira directamente a los ojos y da la impresión de no depender de un animal de compañía. Otros pasajeros también intervinieron en la discusión, cuenta Miksch al MZ, y se pusieron de parte del conductor. Una pasajera llegó a decirle a Miksch que perdería una cita con el médico por su culpa. Al final, la alemana rompió a llorar. «Lloré hasta que la policía vino en mi ayuda».