El empresario mallorquín Víctor Mora, junto a su mujer y su hijo, estuvieron presentes, sin saberlo, en el que sería el último día del Sumo Pontífice antes de fallecer ayer por la mañana. «Se le vio muy flojo de salud, con la voz resquebrajada. Casi no pudo dar el padrenuestro, estaba muy débil. Se oían comentarios, pero nadie se imaginaba que nos despertaríamos con la noticia de su muerte», reconoce.
