Vanessa Aguilar busca piso desesperadamente. Tiene un mes para dejar el que habita en régimen de alquiler con sus dos hijos. «Se me acababa el contrato y la propietaria me ha dicho que lo necesita, por lo que no me va a renovar», cuenta. 

De repente, esta madre de 32 años y con contrato fijo se enfrenta a «una jungla» para encontrar casa. «Este mercado con precios elevadísimos y requisitos cada vez más exigentes, por no decir abusivos, para acceder a un piso margina al más débil y vulnerable, como las madres solas con hijos», asegura.