Las gaviotas que sobrevuelan el puerto en busca de comida no son tontas, ya que al comprobar que no son perseguidas por los pájaros de plástico ni las cometas con forma de ave que los barcos ponen para espantarlas, siguen en su lugar de sustento diario. En cambio, los 18 halcones y águilas de Harris de Natura Parc sí que las asustan. Trabajan desde 2015 en las instalaciones de la Autoridad Portuaria, «cada día desde el alba hasta el ocaso, con un cetrero en el turno de mañana y otro por la tarde», detalla José Luis Martínezcoordinador de control de fauna de la fundación. La finalidad es ahuyentarlas, «sin capturarlas, aquí no hay métodos cruentos», y el motivo es que la acidez de sus excrementos corroe el material y provoca problemas de higiene y seguridad.